“No hay peor ciego que el que no quiere ver.”

Todos los mexicanos y mexicanas que perdieron a un familiar durante la pandemia del COVID, deben estar preguntándose cómo es que se permite el nombramiento del doctor Hugo López-Gatell como representante de México ante la OMS

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Todos los mexicanos y mexicanas que perdieron a un familiar durante la pandemia del COVID, deben estar preguntándose cómo es que se permite el nombramiento del doctor Hugo López-Gatell como representante de México ante la Organización Mundial de la Salud (OMS).

No solo ellos, todo el pueblo de México nos lo preguntamos.

Porque la presidenta Sheinbaum no solo lo nombró, ha tenido también que defender su nombramiento, porque su solo nombre abre una herida en los mexicanos y mexicanas que aún no cierra. Dicen los que saben que muchas vidas pudieron haberse salvado si se hubiera atendido con responsabilidad, seriedad y celeridad la pandemia del COVID-19.

El Dr. López-Gatell, en aquel momento subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, estuvo al frente de la estrategia para atender la pandemia del COVID. Con esa calidad se sumaba, apoyaba y respaldaba todos los comentarios y hasta sandeces que decía el entonces presidente ante esta emergencia.

Decía que no era necesario que se suspendieran las giras organizadas en plena emergencia sanitaria porque:

“La fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio, él no tiene por qué ser la persona que contagie a las masas.”

—Se refería, por supuesto, al pueblo cuando decía “masas”. A pesar de las “estampitas” y de lo que mencionaba el Dr. López-Gatell, el expresidente se contagió y tuvo la fortuna de tener acceso a una mejor atención médica que no tuvieron miles de personas contagiadas que lamentablemente murieron.

También el Dr. López-Gatell rechazaba las medidas de confinamiento que las autoridades sanitarias emitían; no solo eso, invitaba a la ciudadanía a salir y a darse abrazos. Decía que la curva de la pandemia se aplanaría en “unos quince días”; que no era necesario usar cubrebocas, porque:

“El cubrebocas sirve para lo que sirve y no sirve para lo que desafortunadamente no sirve.”

También afirmaba que no era indispensable vacunar a los niños para regresar a las escuelas. Todo esto lo mencionaba desde ese espacio que se ha caracterizado por la confrontación, la división y la polarización.

El hombre que, en datos oficiales, colocó a México en el quinto lugar mundial con más muertes por COVID. Informes actuales revelan que, si tan solo hubieran tenido un desempeño promedio —ya ni siquiera bueno— se hubiesen evitado más de 300 mil muertes.

En efecto, como dijo la presidenta Sheinbaum, es una persona preparada, médico, doctorado en salud pública —dijo—. Preparado lo era, justo por ello, inentendible cómo alguien como él, con esa preparación, hubiese cometido tantas omisiones y tan graves declaraciones durante aquel 2020, que incluso, la hoy presidenta, entonces Jefa de Gobierno, tuvo que implementar acciones paralelas separadas de las instrucciones que daba el Dr. López-Gatell. En la Ciudad de México, sí estableció el semáforo epidemiológico, pruebas diagnósticas y llevó el control en el número de contagios y fallecimientos.

No hace mucho, una vez más, el Dr. López-Gatell descalificó la lucha de padres y madres de niños con cáncer, calificándolos como “golpistas” por exigir tratamientos oncológicos y medicamentos para sus hijos e hijas.

Este es el hombre nombrado para representar a México ante la Organización Mundial de la Salud (OMS), con sede en Ginebra, Suiza.

Una desastrosa gestión, con más de 808 mil muertes en México. Puebla ocupó el segundo lugar nacional con un total de 15 mil 753 muertes asociadas al COVID y 126 mil 738 casos positivos, de acuerdo con la Dirección General de Epidemiología (DGE) de la Secretaría de Salud del Gobierno federal en 2021. Graves fallas del gobierno del sexenio anterior, y aún más, el sistema de salud implementado en ese sexenio —con repercusiones en el actual— resultó un fracaso.

No puede entenderse este nombramiento.

¿Cómo era eso que se decía de “...No traicionar al pueblo de México”?
Dice el dicho popular: “No hay peor ciego que el que no quiere ver.”

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