¿Qué tan satisfecho está el usuario con la atención? sólo 25.4% de los pacientes se declararon satisfechos o muy satisfechos
Si la salud es un derecho universal, en México parece que es también un laberinto que agota a quienes más la necesitan. Realizamos una encuesta junto con académicos, expertos en opinión pública junto con expertos en salud pública, además de estudiantes en unidades de salud pública —hospitales, clínicas y centros de salud— revela una fotografía cruda: la insatisfacción y la desconfianza son la regla, no la excepción. A la pregunta más básica ¿Qué tan satisfecho está el usuario con la atención? sólo 25.4% de los pacientes se declararon satisfechos o muy satisfechos. Es decir, tres de cada cuatro usuarios no expresaron una satisfacción clara: un 25.6% se quedó en la tibia categoría de “ni satisfecho ni insatisfecho” y un preocupante 30% se confesó insatisfecho o muy insatisfecho. Esos números tienen rostro: personas que llegan enfermas, cansadas, con la expectativa de recibir atención digna y salen con más preguntas que respuestas. El dato se vuelve aún más alarmante si se compara con las mediciones oficiales: según el INEGI, en su Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG), más del 65% de los usuarios considera que los servicios de salud pública tienen problemas graves, principalmente por la escasez de medicamentos y los largos tiempos de espera. El nuevo estudio confirma esa percepción con precisión quirúrgica. Veamos el trato del personal: apenas un 19.9% de los usuarios calificaron la atención como excelente o buena, mientras que un 30% la percibieron como mala o muy mala. Más de un 40% se quedó en el incómodo término medio de “regular”. Es decir: sólo uno de cada cinco pacientes siente que es tratado con la calidad que merece. La escasez de medicamentos continúa siendo la dolencia crónica del sistema. Sólo 18.7% recibieron todos los medicamentos recetados, mientras que 22.5% no obtuvieron ninguno. Este último dato es demoledor: uno de cada cinco enfermos sale de la consulta con la receta… pero sin el remedio. ¿Y qué problemas perciben con más fuerza los ciudadanos? 23.6% señalaron la falta de medicamentos e insumos, 20.5% la dificultad para conseguir una cita, 19.5% los tiempos de espera prolongados, y un 16.7% el trato inadecuado del personal. Estos números revelan una cadena de deficiencias: desde la puerta de entrada con citas escasas, hasta la farmacia desabastecida.
Mientras tanto, en discursos oficiales se insiste en que la salud pública mexicana avanza hacia un modelo de cobertura total y atención de calidad. La distancia entre ese discurso y la experiencia cotidiana es tan grande como una sala de espera abarrotada. Esta no es solo una crisis de servicios: es una crisis de confianza. Porque cuando el ciudadano enfermo percibe que el sistema le falla una y otra vez, el derecho a la salud deja de ser un derecho y se convierte en un favor precario. La enfermedad más peligrosa no siempre es la que lleva al paciente al hospital. A veces es la que se queda después: la certeza amarga de que la salud pública está enferma de desinterés. |
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de El Popular, periodismo con causa. |