Los derechos humanos de Puebla no son tema para tratar en las sobremesas

Rosa Isela Sánchez Soya debería estar volcada en proteger y defender la dignidad humana en un estado donde los derechos humanos se ven más vulnerados que nunca

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La vida personal de las y los políticos sería totalmente irrelevante si, en el día a día, dieran resultados. Pero, si además de no dar el ancho, utilizan el horario laboral y los recursos públicos para pavonearse y asistir a eventos públicos, no sólo debe criticarse: debe sancionarse. La omisión lacera a una sociedad cada vez más carente de seguridad, sueldos dignos y servicios públicos de calidad.

Es sumamente relevante que la titular de la Comisión de Derechos Humanos (CDH) del Estado de Puebla se haya ido, el jueves pasado, a celebrar una fiesta de cumpleaños en las instalaciones del Congreso. Y, pese a las críticas, un día después se dejara ver en la inauguración de la temporada de chiles en nogada de la Canirac, con todo y la fotógrafa del organismo público para retratarla mientras se codeaba con la élite.

Con un sueldo de más de 90 mil pesos mensuales —que se paga con los impuestos de las y los poblanos—, Rosa Isela Sánchez Soya debería estar volcada en proteger y defender la dignidad humana en un estado donde los derechos humanos se ven más vulnerados que nunca.

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Aquí una breve, pero necesaria, radiografía sobre la situación de los derechos humanos en Puebla:

  1. Embarazos adolescentes y mortalidad materna: Puebla ocupa el segundo lugar nacional en embarazos adolescentes y el tercero por número de embarazos en niñas. Al cierre del tercer trimestre de 2023, también ocupó el sexto lugar nacional en mortalidad materna.
  2. Feminicidios e impunidad: De acuerdo con el Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (IDHIE), ocurre al menos un feminicidio cada siete días en Puebla. Siete de cada diez feminicidios siguen impunes, lo que coloca al estado en el quinto lugar con mayor impunidad.

Mientras Rosa Isela digería su chile en nogada, este domingo por lo menos dos mujeres fueron asesinadas en Puebla: Liliana Gabriela Sánchez Machorro, abogada de 34 años, y su amiga, fueron encontradas sin vida en Tecamachalco, con signos de violencia y disparos, luego de salir de un Oxxo en Tepeaca.

  1. Alerta de Violencia de Género: En diciembre de 2023, Puebla solo había cumplido una de las 45 medidas de prevención, seguridad y justicia dictadas en la declaratoria de Alerta de Violencia de Género en 50 municipios, según el Balance del IDHIE de la Ibero Puebla.
  2. Desapariciones: La desaparición de personas va en aumento, especialmente entre infancias y juventudes. Según Red Lupa, en 2023 el estado de Puebla acumuló 2 mil 428 personas desaparecidas; en 2024 la cifra creció a 2 mil 753; y hasta mayo de 2025 iban 2 mil 954 casos. El índice de impunidad de desapariciones de mujeres asciende a 99.59%
  3. Agresiones contra periodistas: Ante la Ley de Ciberasedio —bautizada como “Ley Mordaza” —Sánchez Soya fue omisa y se negó a promover una acción de inconstitucionalidad. Artículo 19 reporta que Puebla ocupa el cuarto lugar nacional en agresiones contra periodistas, siendo las intimidaciones y el hostigamiento las formas más comunes, principalmente de funcionarios públicos.

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Durante años, la CDH Puebla ha sido una burla

Ante este panorama, sí, la “vida personal” que tanto le molesta a la titular de la CDH Puebla que los medios cuestionen es asunto público, sobre todo si ocurre en horario laboral y con recursos del erario.

Los derechos humanos de las y los poblanos no son juego ni un tema de sobremesa: la impunidad, el abuso de poder y la omisión del Estado deberían ser denunciadas por la propia titular del organismo garante.

Desde hace mucho tiempo, la CDH Puebla ha sido una burla para mujeres violentadas, madres de personas desaparecidas, víctimas de asesinato, menores de edad a quienes les robaron su infancia, periodistas y defensores sociales silenciados por la furia del Estado.

Rosa Isela tiene derecho a divertirse, claro que sí, pero no a costa del erario que debería destinarse al bienestar social; y menos aún mientras posa para la foto como protagonista de una fiesta a la que miles de poblanas y poblanos que claman justicia no fueron invitados.

Si dar resultados no es lo suyo, lo mínimo que podría hacer Sánchez Soya es guardar prudencia, llevar una vida discreta y respetar el dolor de miles de personas que no han recibido su respaldo…, porque no puede, porque no quiere o porque no la dejan.

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