Este fin de semana pude asistir a la exposición Bajo el signo de Saturno. Adivinación en el arte, que nos muestra la relación que existe entre la magia y el arte. La exposición se encuentra en el Museo Nacional de Arte (MUNAL) y se está abierta desde el 15 de mayo de este año hasta el 15 de febrero de 2026, así que todavía hay tiempo para recorrerla y observar de cerca algunos procesos de adivinación y el interés de muchos creadores para hablar con los muertos. Es importante destacar que no sólo es interesante ver las piezas sino también entender la vida de los artistas y los motivos que tuvieron para realizarlas. Las espiritistas (1903) de Juan Téllez Toledo es uno de los cuadros que abren la exposición y que, de inmediato, nos colocan en una atmósfera donde aparecerán varias incógnitas: qué hay más allá de la muerte; por qué el azar es importante en nuestra vida; será la adivinación un medio para regirnos y conducirnos de manera personal y después social… Quizá, con André Bretón, sea donde encontremos muchos referentes de artistas cercanos a la adivinación. Y no con ello quiere decir que en siglos anteriores al surrealismo no existiera una relación entre magia, adivinación y arte, sino que una obra del francés fue la que motivó la realización de esta exposición. La carta astral que Bretón diseñó para Jean Schuster nos deja ver que el zodiaco, la magia blanca y la magia oscura son motivos para la creación de piezas pictóricas, escultóricas y de performance, pasando por el video hasta llegar al ready made y al cartel. Casi al centro de la exposición nos encontramos con La palmista (2010, año de fundición) de Leonora Carrington –la cual cuenta con 11 réplicas–, que representa a una mujer ataviada con un vestido largo y un enorme tocado en la cabeza; la mujer aparentemente se encuentra meditando y con los ojos cerrados. Tiene los brazos extendidos y muestra las palmas de la mano, en donde aparecen dos rostros, los cuales tienen una expresión de asombro o de llamado al cuidado o de advertencia, el espectador escogerá. Esta pieza es significativa pues representa a una mujer que le predijo el futuro a Leonora, pues le advirtió que viviría hasta los 100 años, aunque es de sobra conocido que Carrington vivió hasta los 94 años… estuvo cerca. Al pasar hacia otras salas, se deja de lado la exposición de expresiones tradicionales y comienzan otros medios de expresión: cartas de tarot, las cartas astrales, una osamenta de chivo tallada en madera nos invita a reflejarnos justo en su mitad donde se encuentra una esfera, la cual nos deja ver una máscara en cuyos ojos aparece un astro y un anciano. La exposición se divide en 4 temas: Espiritismo, Clarividencia, Astrología y Terror cósmico y son más de 200 piezas las que se encuentran reunidas. El espectador va del asombro a la incomodidad cuando identifica el zodiaco personal o la forma en la que se pueden realizar hechizos de manera presencial. La exposición cuenta con otros nombres de grandes creadores como Rufino Tamayo, David Alfaro Siqueiros, Dr. Atl o Mathias Goeritz, quienes en sus obras nos muestran la cercanía con la adivinación, con el caos y el temor del futuro o de la manera en la que se construye la arquitectura con una fuerte carga espiritual. Para cerrar esta columna, a título personal diré que mi pieza favorita fue La palmista pues es una pieza con una profunda fuerza creativa, que se mete en los sentidos de quien la ve y no queda de otra que recordarla con gran peso en la imaginación después de horas y horas de haberla visto. Una pieza que tiene el halo de la adivinación y de la predicción, Carrington en estado puro.
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