Martes 12 de Agosto de 2025 |
Molestó tanto a los usuarios de las redes sociales el conocer que una diputada federal le había exigido a una ama de casa una disculpa pública porque argumentó que había sido víctima de violencia política en razón de género, que esos mismos usuarios de las redes sociales reaccionaron de una forma muy violenta. Bastó una investigación periodística, cuyas fuentes fueron nada más y nada menos que los contenidos de las redes sociales del matrimonio más cuestionado del momento, para que se desatara una enorme ola de críticas, descalificaciones y ofensas. Sabina Berman escribió un artículo en el que afirma que:
Hay quien afirma que fue una imprudencia mayúscula del diputado y la diputada, el subir (presumir) esas fotos y esos videos de sus viajes, de sus fiestas, de sus lujos desmedidos, que lo único que lograron fue demostrar su incongruencia con los supuestos principios de austeridad republicana o franciscana que pregonaban los diferentes liderazgos del morenato. Olvidemos por un momento si el diputado tiene gustos refinados para vestirse, lo que realmente importa es la ostentación de esa incongruencia entre el decir y el vestir, porque está claro que en su fuero interno para nada le importaba esa congruencia. Es probable que nada hubiera pasado si la determinación del tribunal electoral no fuera tan exagerada al obligar, a la señora que supuestamente utilizó esa violencia en contra de la diputada, a incorporar durante 30 días una disculpa pública en sus redes sociales, lo que a mucha gente indignó y ofendió. Pero después de la imprudencia que demostró la incongruencia con la que se manejaron estos personajes públicos, en plena crisis vino el manifiesto cinismo al tratar de justificar lo injustificable, al grado de aceptar públicamente haber recibido unas cortesías para asistir a una fiesta privada en el evento de la Fórmula 1, violando con ello la ley de transparencia que el propio diputado votó favorablemente. Un servidor público (las y los diputados lo son) no pueden recibir regalos o cortesías por ese valor, porque están actuando al margen de la ley. La prudencia es una virtud que evita incurrir en acciones audaces o que impliquen riesgo, y la congruencia es actuar conforme al pensamiento lógico y a los principios que ha promovido y defendido el ser humano. En este caso, los legisladores pasaron de la imprudencia a la incongruencia con cinismo. |