Martes 12 de Agosto de 2025

Si pudiéramos magnificar, el sonido de una marabunta sería similar a los sonidos de un Call Center: timbrazos y gente hablando, cada uno en lo suyo en espacios reducidos. Responden, cuelgan, responden, cuelgan, a un ritmo frenético, y ese sonido podría convertirse en una sinfonía caótica.

Y en medio de ese ruido aparece la ternura y, a veces, sin quererlo, la cursilería.
Ni la ternura ni la cursilería son un defecto si pensamos que el sonido del teléfono y la voz de un cliente iracundo es la constante diaria. Ambas nos salvan del frenesí de una empresa que tiene como regla colgarle al cliente por muy agresivo que se encuentre del otro lado de la línea.

En ese caos sonoro surge el poemario de Aziz Córdova: El romance del telefonista.
Un poemario con un ritmo que, permítaseme la comparación, está cercano al reguetón y al mismo tiempo tiene guiños a canciones de Fito Páez y Charly García. Una mezcla bastante peculiar porque va de un ritmo hecho para jóvenes hacia un ritmo que solemos escuchar los cuarentones.
Y, queridos lectores, no olviden la ternura.

El poemario está compuesto por 3 apartados y un epílogo:
“Poemas de call center”; “Poemas de lavaplatos” y “Pensamientos intrusivos”.

En el segundo, acudimos a una especie de proceso de adivinación a través del lavado de platos con un personaje entrañable: El Huebuda:

“–Léeme los frijoles –piden los compañeros mientras
hablan de temas infinitos:
uno por cada traste

Llegarás a donde has nacido y ahí morirás
no hablo de geografía
hablo de un momento
así como te expulsaron del mundo
desnudo y vulnerable
así te arrastrarán de vuelta a la oscuridad
perdiendo poco a poco cada letra que conformaba tu nombre
nada te llevarás
nomás un puño de tierra
por eso hay que pistear hoy aunque sea martes.

Palabra del huebuda
amén.

En el tercero, nos encontramos con poemas sueltos que, pareciera, no tienen conexión alguna.
En este apartado se encuentra uno de mis poemas favoritos del poemario: “Pienso mucho en frutas y verduras por mi trabajo”.
Una oda maravillosa a las frutas; una canción que fascina leer porque se siente en el gusto y en el tacto: el mango manchándonos la cara y las manos:

“[…] dios practicó con el mango concediéndole esa fibrosidad dorada. Sería entonces proto animal, eslabón perdido, maravilla sangrienta de la que nadie sale inmaculado

Por otro lado, dicen que es un tributo de los árboles, el fruto más parecido a los niños que pudieron hacer
Ambas facciones concuerdan, al menos, en el sacrilegio que es partir el mango en cubitos o cualquier otro prisma. Hay que morderlo como un corazón palpitante, hay que embarrarse para lavar después todas nuestras máscaras.”

En el apartado “Poemas de call center”, nos encontramos con un poema que refleja el hastío y la soledad en grado profundo:
“Dude, I get you”.
La voz poética se enfrenta a un gringo quien está molesto porque algún repartidor se comió su pedido y ahora clama venganza. Es el telefonista el que habrá de pagar los platos rotos.
En medio de reflexiones que son atravesadas por el inglés y el español, el cliente le pregunta al telefonista por su película favorita. Estará ahí hasta que amanezca. No tiene problema.
Pero parece que el telefonista siente lástima por ese gringo irascible y solo, así que le espeta: Blade Runner, y ahí es cuando comienza la poesía:

He visto cosas que ustedes gringos nunca creerían
Hectáreas, bosques en llamas sobre el lomo de la sierra michoacana
balazos destellar en la oscuridad para celebrar el cumpleaños de mi abuela
etéreos dientes de tíos volar
sobre la mesa por el último testamento
la cara de gloria del Chuy mordiendo un mango robado
la cara de dolor del Chuy toda embarrada de mango
cuando Don Joaquín nos agarró encaramados en su árbol
y le dio con un rifle de balines
la cara de satisfacción del Tony cuando brincó el arroyo de aguas negras en su baica y salió volando contra una cerca fracturándose un hombro
me la pelaron, nos dijo
y nosotros volvimos a casa donde fuimos cintareados por nuestros padres […]”

El silencio de la derrota del gringo es lo que viene a continuación.

Aziz Córdova entrega un poemario sólido y no podría tener una mejor casa editorial: el Fondo Editorial de la Universidad de Sonora, que se destaca ya como una universidad comprometida con la difusión de buena literatura.

El romance del telefonista de Aziz Córdova.
Colección Cuadernos Alternos, Fondo Editorial de la Universidad de Sonora, México, 2024.

El romance del telefonista de Aziz Córdova