Martes 19 de Agosto de 2025

El 24 de julio de 2019 presentamos Sed Jaguar en la Hostería La Bota, la casa de Antonio Calera-Grobet. La fiesta no pudo terminar de otra manera más que disfrutando de tuétanos y tortillas a un lado. Hubo tuétanos porque ahí era hasta donde nos queríamos los que asistimos aquella noche.

El fuego se alzó en medio de La Bota como si de un rito tribal se tratase. Tal vez sí lo fue porque quienes los invitados quedamos panzones de tanta comida.

Generoso como era, no solo nos obsequió los platillos sino también los tragos.

Alejandro Ortiz, Eva Castañeda, Valeria Guzmán, Zazil Collins y este Guajolote que Lee estuvimos en el cartel.

A Calera-Grobet lo conocí en el encuentro Tiempo de Literatura en Mexicali en 2018. Elma Correa se encargó de invitarlo y estuvo en una mesa al lado de Mónica Maristain, Olga García, Agustín Meléndez y Jorge Postlethwaite. La sala retumbó cuando el gigante barbado se puso en pie para leer su obra. Bebía vino en cantidades industriales, esa ocasión no falló.

Defensor de la fiesta brava, publicó un último poemario en 2023 titulado Xajays, en alusión a la ganadería. El sello que lo publicó fue Ediciones Periféricas y la portada no podía ser de otro más que de Daniel Lezama, uno de sus grandes amigos y cómplices en muchos trabajos editoriales y creativos.

A Calera le encantaba comer, pero sospecho que le encantaba más cocinar para sus amigos.

La Bota es un búnker de cultura y buen comer. Lo recuerdo leyendo esa noche de 2019 su poemario Sed Jaguar, fue una de esas raras veces en las que leía su obra en su casa. Promotor incansable, amigo, editor y gran persona.

Esa noche le pregunté: Toño, no recuerdo leer “Antonio María Calera-Grobet” en tus libros, ¿por qué omitiste tu segundo nombre?

Con una sonrisa amplia me respondió:

Porque no me llamo “María”, es un juego nada más. Iré cambiando mi nombre conforme pase el tiempo.

Fundó La Chula Foro Móvil donde el año pasado compartí una mesa de crónica con Mónica Maristain, Magali Tercero, Arturo Trejo y Edwin Ramos en la Feria del Libro del Zócalo de la Ciudad de México.

La combi amarilla, que se convirtió en un emblema, también estuvo en Puebla, donde, desafortunadamente, tuvo una falla mecánica y le costó trabajo irse de la Feria del Libro de la BUAP.

Ahora pienso que su obra se relaciona con la comida, con las corridas de toros y con el amor:

“Yo todo toro y tú que no querías, toro yo que te quería querer, querida, pero tú querías serlo por otro querer, no un toro ese otro, acaso novillo que sería. Y quisiste así al tal otro, mero loro sin decoro, pura pose sin Poesía. Pero uno así no es ninguno: por lo menos no un toro, querida mía: sólo una canasta de casta vacía.”

Antonio Calera-Grobet les dio cabida a muchos autores, sobre todo a los jóvenes: fundó en 2002 la editorial Mantarraya y fue duramente criticado cuando, desde un helicóptero, dejó caer cientos de poemas de Raúl Zurita: el 13 de agosto de 2022 lanzaron 50,000 hojas con poemas del autor chileno. Una acción poética –o performance– que hace 20 años ya se había realizado en otras partes del mundo. En 2022 le tocó a Tultepec y le dijeron que las calles se habían llenado de basura. Aun así: fue una acción que debemos recordar.

Protagonista de la literatura, promotor cultural, amigo Antonio: mucha luz a donde quiera que vayas.

Dibujo de Antonio Calera-Grobet Foto: Óscar Alarcón