Jueves 18 de Septiembre de 2025 |
El 17 de julio de 2020, el entonces secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, manifestó su renuncia a ese cargo público. En una carta dirigida al Presidente López Obrador, señaló sus razones por las que se separaba del cargo, estableciendo como la principal, su objeción a que los puertos fueran trasladados al ámbito militar, correspondiente a la Secretaría de Marina. Jiménez Espriú ya había manifestado públicamente su oposición a dicha medida y se lamentaba de no haber transmitido su convicción y preocupación al Ejecutivo federal de lo que ocasionaría esa medida. Los razonamientos del entonces secretario de Comunicaciones no fueron tomados en cuenta y se decidió que la Marina se hiciese cargo de los puertos mexicanos. El fondo del asunto era la repercusión que tendría esta decisión tanto en el ámbito político como en el económico. Las consecuencias ya se notan con la participación de algunos mandos de la Secretaría de Marina en el negocio conocido como huachicol fiscal. El propio secretario del ramo, Almirante Raymundo Pedro Morales, reconoció la gravedad del tema.
Un vicealmirante, un contralmirante y otros mandos menores, han sido denunciados como parte del entramado en que se involucraron también empresarios y hasta políticos. Ese era el grave riesgo que anticipaba Jiménez Espriú y del que no hizo caso el entonces Presidente López Obrador, por lo que el ingeniero prefirió dimitir a su cargo. Ahora el secretario de Marina reconoce la infiltración habida en el sector marino, lo que deja una mancha en una institución que se mantenía como una de las más limpias del país. Sin embargo, al conmemorar el desfile militar del 215 aniversario de la Independencia de México, el secretario de Marina enfocó su discurso a lo que llamó el fin determinante del mal que alcanzó a algunos de sus integrantes.
Fuerte es la lección que recibe el gobierno mexicano, al no escuchar las advertencias de quien lo hizo hace cinco años y esperar a que sucediera lo que todos se imaginaban: la infiltración de las fuerzas armadas. Y el exsecretario José Rafael Ojeda. De él no se sabe nada, a pesar de la cercanía con el vicealmirante y el contralmirante, detenido uno y prófugo el otro. ..................................................................................................... Cada año sucede lo mismo: políticos que no conocen la historia o no saben quiénes son los personajes históricos de cada movimiento que han permitido a México la libertad y la democracia. Los que provocan esos errores son exhibidos en las redes sociales, lo que provoca burlas, aunque ninguno de ellos ofrece una disculpa por su error. Hay de todo, desde el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, cambiando el nombre de Leona Vicario por el de Leonorio, o muchos alcaldes, como el de Ciudad Victoria, otorgando a la Corregidora Josefa Ortiz de Domínguez un segundo apellido, “de Pinedo”, que en realidad es de un cómico. Mismo error que cometieron otros alcaldes.
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