Lunes 22 de Septiembre de 2025 |
Como si tener que lidiar con un feminicidio no fuera suficiente, las familias víctimas de este crimen tan atroz tienen las horas contadas para pelear una custodia inmediata a los feminicidas. Esta es la realidad a la que se enfrentan decenas de familias en México, cuando el autor material e intelectual, es al mismo tiempo, padre de algún menor en común. En esos márgenes, nace la Ley Monzón. La iniciativa es clara: suspender la patria potestad al feminicida desde la vinculación a proceso, extinguirla al dictarse sentencia condenatoria y prohibir cualquier custodia, tutela o convivencia en favor del agresor. Suena lógico, ¿no? Y sin embargo, hasta hoy, el absurdo legal permitía que el asesino de una mujer pudiera seguir decidiendo sobre la vida de sus hijas e hijos e incluso utilizarlos como mecanismo de control a su interés. Una violencia añadida y desde luego, una crueldad institucional. Esta iniciativa nace en Puebla gracias al legado de Cecilia Monzón, la abogada feminista asesinada en Puebla en mayo de 2022 a manos del ex candidato a la Gubernatura de Puebla; Javier López Zavala. Hoy, tres años después, su nombre se inscribe en la legislación federal, gracias al trabajo de la Diputada Nora Escamilla, quién fue amiga de Cecilia. No como homenaje vacío, sino como un llamado de todo lo que aún está pendiente para que las mujeres alcancen justicia en este país. Helena Monzón lo dijo con una fuerza durante la presentación en San Lázaro:
Y es que si algo ha aportado el caso Monzón a los derechos en México es voltear a ver a las y los menores, que se quedan en estado de orfandad por feminicidio, esa es una de las deudas más grandes que tiene la actual administración. Al paralelo seguir luchando; ya que mientras se presentaba la Ley en San Lázaro, hay un juicio oral por feminicidio que sigue. La defensa del feminicida y de los dos cómplices recurre a prácticas dilatorias, el viejo truco de alargar los juicios hasta desgastar a las víctimas. Después de cuarenta y ocho audiencias de juicio oral, seguimos sin sentencia. ¿Cuántas veces más tendremos que escuchar que el abogado se enfermó, que no puede presentarse, que falta un papel? La impunidad no descansa, siempre encuentra un resquicio. Y aún frente a esa realidad la familia Monzón y las compañeras que han acompañado el tema, están a punto de cambiar la ley a nivel federal para encontrar un poco de justicia. Por eso la Ley Monzón es histórica: porque coloca en el centro a las infancias huérfanas por feminicidio, pero también porque denuncia las omisiones de un sistema judicial que debe cambiar. También nos recuerda que el dolor puede convertirse en acción, que la memoria puede ser un arma, y que de este lado no nos cansaremos hasta que haya sentencias firmes. La Cámara de Diputados y Diputadas, tiene en sus manos más que una reforma: tiene la posibilidad de decirle a las infancias de este país que no están solas. La justicia no puede seguir siendo un privilegio: debe ser un derecho vivo, tangible y con perspectiva de género. Cecilia Monzón lo sabía, lo señaló y lo peleó en los tribunales. Hoy, con la Ley Monzón, su voz sigue retumbando: ni una más, nunca más, y jamás bajo la patria potestad del feminicida. |