Martes 04 de Noviembre de 2025 |
La presidenta Claudia Sheinbaum celebró el discurso del ministro de Exteriores de España, José Manuel Albares, quien reconoció que “ha habido dolor e injusticia hacia los pueblos originarios. Hubo injusticia, justo es reconocerlo y lamentarlo. Esa es parte de nuestra historia compartida, no podemos negarla ni olvidarla”. La mandataria mexicana respondió: “Enhorabuena por este primer paso”, y resaltó que “nunca antes” un funcionario español había lamentado las injusticias que se cometieron. "Pedir perdón y recuperarlo como parte de la historia engrandece a los gobiernos y a los pueblos", dijo la presidenta. Sin duda alguna en su narrativa —bueno, la narrativa de López Obrador desde que llegó al gobierno y de este año de ejercicio— es un triunfo significativo, porque lo quieren hacer ver como que España le pidió perdón al gobierno de México. Pero esa clase de narrativas, en el futuro, seguramente van a traer consecuencias para el gobierno de la Cuarta Transformación y para el gobierno del segundo piso de la Cuarta Transformación. Al presidente Peña Nieto y al presidente Felipe Calderón, muchos militantes de Morena les han exigido que ofrezcan disculpas por eso que ellos llamaron “el gobierno más corrupto” del primero y de “la guerra contra el narco” del segundo, y que, según su narrativa, es la causa por la que no se han podido bajar los índices de violencia en nuestro país. Nada más falso que eso, dado que ya llevan 7 años en el gobierno y Calderón dejó de gobernar hace 13 años, y lejos de hacerse cargo de que son los responsables de combatir a la delincuencia y enfrentar al crimen organizado, siguen y seguirán culpando al pasado, antes de que gobernara López Obrador, por supuesto. Si el gobierno sigue en la dinámica de culpar al pasado de todo lo malo que sucede, de maquillar cifras o de omitarlas en el caso de los desaparecidos; de negar lo evidente o de apostarle al olvido, en un futuro no muy lejano puede ser que los mexicanos le exijan a López Obrador que ofrezca disculpas por no haber cumplido con su responsabilidad de Estado de salvaguardar la paz de los ciudadanos al promover su política de “abrazos y no balazos”, y no enfrentar al crimen organizado y al narcotráfico; de endeudar al país como nunca antes; de polarizar a los mexicanos, ubicando a sus seguidores como los buenos y a los que no piensan como ellos, no como sus adversarios, sino como sus enemigos. Puede ser que muy pronto los mexicanos, ante las claras evidencias que se conocen día con día en materia de corrupción, de robos y de mentiras por parte de funcionarios públicos de los tres órdenes de gobierno, de legisladores locales y federales, de gobernadores, de presidentes municipales, de empresarios y de familiares, todos ellos ligados a López Obrador y a su partido Morena, le exijan una disculpa pública a ellos, porque lejos de su promesa inicial, sí robaron, sí mintieron y sí traicionaron al pueblo de México. Puede ser que pronto los mexicanos les exijan una disculpa pública por ser incapaces de detener los asesinatos en nuestro país, como es el caso del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo. Como toda historia humana, tiene claroscuros. La historia política reciente ha sido así. Falta poco tiempo para ver si los que ahora están escribiendo esa historia de triunfadores, muy pronto —cuando sean perdedores— reconocerán y ofrecerán disculpas por todo lo mal que hicieron al embriagarse de poder y ensoberbecerse en su actuación política, afectando también a esos pueblos originarios que dijeron defender. |