Miércoles 03 de Diciembre de 2025

Es temor, bonhomía o solamente un rasgo humanitario la decisión de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo de no asistir a la inauguración del mundial de Fútbol que tendrá su inició en la CDMX.

Una y otra vez, la titular del Poder Ejecutivo manifestó su negativa a acudir al magno evento que será seguido por decenas de millones de personas a través de las distintas plataformas, incluida la televisión.

El evento que se efectúa cada cuatro años tendrá por primera vez la coparticipación de tres países, Estados Unidos, Canadá y México.

De ahí la importancia que tiene el evento, aunque su asistencia conlleva un riesgo enorme.

Su presencia podría provocar una rechifla, abucheos y mostrar el rechazo de un pueblo a sus autoridades.

Ya sucedió en 1968 con Gustavo Díaz Ordaz, durante la inauguración de los Juegos Olímpicos en la capital del país y se repitió con Miguel de la Madrid en el evento de inauguración del Mundial de Fútbol en 1986.

Eran tiempos preciosos para el PRI que mantenía la hegemonía en todos los estados y la mayoría en el Congreso de la Unión.

En la primera de las fechas, 1968, 10 días antes de la inauguración se suscitó un acto de represión en contra de los estudiantes que realizaban un mitin en Tlatelolco, lo que mantenía muy abiertas las heridas. 18 años más tarde los mexicanos todavía no nos reponíamos del terrible susto del terremoto, que dejó, según cifras oficiales, más de 10 mil muertos y donde el papel del gobierno fue lamentable.

A eso es a lo que le tiene temor la Presidenta de los Estados Unidos Mexicanos, al rechazo de un público variopinto que no estará sujeto a las marchas o concentraciones que realizan ellos.

Y es que los actuales dirigentes del país tienen urticaria de que un evento mal programado les rebote contrario a sus proyectos.

El riesgo es muy grande, ya que la asistencia al Estadio Azteca, para entonces Banorte, estará conformada no solamente por mexicanos sino también por extranjeros (catalogados como fifis) que son capaces de pagar miles de dólares por los boletos.

Los asesores morenos saben que el público de los estadios no es el mismo de sus eventos públicos, ya que los exorbitantes precios hacen inaccesible el ingreso al estadio a los que viven de la caridad pública.

La Presidenta cuenta con un boleto preferencial que le otorgaron los patrocinadores del evento, pero prefiere entregarlo a una niña estudiante de escasos recursos, lo que le garantiza aplausos y reconocimiento por su humanismo y alejarse de actos suntuosos, lo que reprueba el código ético de MORENA.

Acostumbrados a vivir con poco presupuesto, en total austeridad, aunque no tanta como la franciscana que pregonaba el anterior Presidente de México, el panel de gobernantes del Movimiento de Regeneración Nacional le aplaudirá fuertemente este rasgo característico del humanismo a la mexicana.

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Asoma la preocupación en los altos mandos de MORENA y del gobierno federal por la convocatoria que circula en redes sociales para bloquear las casetas de acceso a la CDMX desde el viernes en la noche y el próximo sábado para evitar la entrada de los contingentes que vienen de los estados al festejo del séptimo aniversario de la llegada de la Cuarta Transformación.