Lunes 08 de Diciembre de 2025 |
¡Más de 600 mil mexicanos marcharon este 6 de diciembre! Tomando en cuenta que en México somos aproximadamente 130 millones de habitantes, ¿les parece una cifra digna de presumir o no? Sin mencionar que los organizadores de la Marcha del Orgullo LGBT en la CDMX logran esa misma asistencia cada año, el último sábado de junio, con personas que sí quieren estar ahí y no porque deban favores o formen parte de la nómina gubernamental en muchos de los casos. Ahora entiendo la urgencia de un diputado de Morena por intentar convertirla en patrimonio cultural de la CDMX y arrebatársela a la ciudadanía… pero esa es otra historia. Porque sí, este pasado sábado vimos a muchos de nuestros impuestos marchando en el festejo por los siete años de la Cuarta Transformación. Vimos banderas de sindicatos como el SNTE, de dependencias de gobierno, diputados, gobernadores y muchos, muuuchos integrantes de la estructura gubernamental de varios estados. Ahora hagamos matemáticas básicas. Si consideramos cuántos empleados tiene un gobierno estatal en México en el supuesto de que asistieran, viendo que los rangos aproximados son:
Tomando en cuenta que solo 8 de los 32 estados no son gobernados por Morena —suponiendo que estos estos estados guindas no se movilizaran en la “marcha del tigre” guiño, guiño—, ¿cuántos empleados se necesitan para llenar un Zócalo? Ojo: yo no estoy diciendo que estos hayan participado… al final, saquen ustedes sus propias conclusiones. Al final de cuentas, de ser cierto, esto no sería nada nuevo. Es lo clásico, y con “clásico” me refiero a que si hacemos un poco de memoria, recordaremos que en las décadas de los 80 y 90 esta era exactamente la misma estrategia para legitimar a los gobiernos del PRI: llenar plazas, asistencia obligada, cuotas impuestas por líderes locales o sindicales y la sospecha del uso de recursos públicos para movilizar gente. Una réplica exacta (de ser verdad) del modelo que el PRI perfeccionó durante décadas. Qué vintage. En mi opinión, deberían invertir un poco más en corrientes de opinión en redes sociales, que no parecen favorecerles ni en sus propias plataformas. Y si no me creen, basta con entrar a la página de Morena Sí o de su presidenta, Luisa Alcalde, para ver qué lejos están de tener aprobación popular. Que claro, de eso a que quienes los desaprueban en redes vayan a votar en su contra en las próximas elecciones… bueno, esa ya será chamba de quienes se dicen oposición. Y aunque tampoco podemos ignorar la gran popularidad de nuestra presidenta —que sigue siendo considerable—, quien no quiera aceptar que su imagen ha tenido una merma innegable al igual que el movimiento de la 4t… pues engañados vivirán. Así que retomando la pregunta inicial del título de esta columna: ¿cuántos realmente marcharon en apoyo a nuestra presidenta sin ser parte de la nómina de su gobierno? Aunque debo reconocer que, de aplicarse realmente la jornada laboral de 40 horas y el aumento al salario mínimo del 13%, no habrá quien la quite del poder (suponiendo que la revocación de mandato fuera una herramienta real para hacerlo). Ojalá, por el bien de la población trabajadora, estas medidas se hagan realidad y no terminen como una más de esas leyes que benefician a los empleados pero que en la práctica no se cumplen —considerando que 7 de cada 10 trabajadores están en la informalidad, sin ninguna prestación que por ley debería ser un hecho—, y no se conviertan solamente en una estrategia para apaciguar aguas que ya estaban muy, muy turbulentas. Pero eso, con suerte, lo veremos en unos años. Por lo pronto, lo que ya es una realidad son nuestras farmacias bienestar. Y solo me limitaré a decir: “los daneses deben estarse muriendo de la envidia”. Me encantaría saber a quién se le ocurrió montar esos stands en lugar de surtir adecuadamente las farmacias ya existentes en cada hospital. Ojalá sigan haciendo más iniciativas como esa, o me dejarían sin material para esta columna. ¡Hasta la próxima! |