Lunes 08 de Diciembre de 2025

Durante décadas una de las reglas no escritas del sistema político mexicano fue la de los expresidentes, que no intervendrían en las cuestiones políticas o con comentarios o declaraciones de los gobiernos sucesivos.

Regularmente, la regla se cumplía, aunque no siempre fue así; algunos, ávidos de popularidad o simplemente para alimentar su ego, la rompían, aunque los resultados no eran precisamente los esperados.

Plutarco Elías Calles, el Jefe Máximo, fundador del Partido Nacional Revolucionario (PNR), antecedente directo del PRI, deseoso de mostrar que mantenía el poder y que Lázaro Cárdenas era uno más de los presidentes impuestos por él, quiso entrometerse en la vida política del país.

Así lo había hecho con Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, pero el 10 de abril de 1936 fue expulsado del país por el Presidente Cárdenas, junto con algunos de sus colaboradores y amigos cercanos.

De esa forma se terminó el maximato, que tuvo ocho años de duración.

Los presidentes siguientes navegaron en aguas tranquilas con respeto mutuo entre los ex y los vigentes.

Manuel Ávila Camacho incluso invitó a Lázaro Cárdenas para convertirse en el jefe del Ejército para la defensa durante la II Guerra Mundial, convirtiéndolo en secretario de la Defensa.

Ávila Camacho y su sucesor Miguel Alemán no registraron conflicto directo alguno, ni el poblano intervino en el gobierno del veracruzano.

Alemán y su paisano Adolfo Ruiz Cortines tampoco tuvieron conflictos, aunque al segundo le tocó hacer una devaluación por la carga económica dejada por el primero.

Ruiz Cortínez y su tocayo Adolfo López Mateos navegaron sin problemas, lo mismo que Gustavo Díaz Ordaz, quien enfrentó la crisis del 68 sin ningún reclamo de sus antecesores.

A disgusto con Luis Echeverría, Díaz Ordaz se guardó comentarios sin hacerlos públicamente y retornó a la vida pública hasta que fue designado embajador de México en España.

Sin embargo, Luis Echeverría no actuó de la misma manera con su sucesor José López Portillo, por lo que el Presidente López Portillo le respondió con un lacónico y certero ¿Tú también, Luis? A las críticas vertidas por el expresidente.

Después de eso, Miguel de la Madrid fue muy respetuoso con su antecesor y con su sucesor, Carlos Salinas de Gortari.

Salinas de Gortari aguantó la andanada proveniente de Ernesto Zedillo, aunque su protesta fue con una breve huelga de hambre y su inmediata salida al extranjero.

Vicente Fox fue cuidadoso con Zedillo y Felipe Calderón hizo lo propio con su antecesor.

Enrique Peña Nieto aprovechó las bondades del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y salió del país, después de asfaltar la transición; y el tabasqueño no lastimó ni con un roce el desastre dejado por el mexiquense.

La actual mandataria solamente destaca lo apreciado que es López Obrador en todo el país y hace un reconocimiento de su labor, después de que el tabasqueño la señala con elogios de todo tipo.

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Tal vez sea la mejor semana de sus catorce meses de presidenta de Claudia Sheinbaum. La primera vez que ve cara a cara al Presidente Trump y la magna concentración en el Zócalo, dan cuenta de una semana inolvidable.