Lunes 15 de Diciembre de 2025

La propuesta de cambiar el uso del Museo Internacional del Barroco de Puebla para convertirlo en una universidad pública de artes plantea una discusión relevante sobre el aprovechamiento social de los espacios culturales. Si bien la educación artística pública es una necesidad urgente y legítima, transformar completamente un museo en una institución universitaria implica riesgos culturales, patrimoniales y sociales que deben analizarse con cuidado.

Un museo cumple funciones específicas e irremplazables: conserva el patrimonio, lo interpreta y lo pone al alcance del público de manera abierta y no excluyente. El Museo Internacional del Barroco no solo resguarda contenidos relacionados con una etapa fundamental de la historia artística, sino que también fortalece la identidad cultural de Puebla, una ciudad profundamente marcada por el barroco en su arquitectura, tradiciones y memoria colectiva. Eliminar su función museística significaría reducir el acceso público al patrimonio y debilitar un espacio de encuentro cultural para la sociedad en su conjunto.

Además, el edificio fue diseñado expresamente como museo por el arquitecto Toyo Ito, con características técnicas específicas para la exhibición y conservación de obras, como el control de iluminación, humedad y circulación. Adaptarlo para un uso universitario permanente implicaría intervenciones costosas y potencialmente dañinas para su valor arquitectónico, lo que supondría la pérdida de un patrimonio contemporáneo de relevancia internacional.

Por otra parte, una universidad, incluso siendo pública, introduce mecanismos de acceso restringido, como procesos de admisión y horarios académicos, lo que limita el carácter abierto y democrático que define a un museo. De esta forma, un espacio pensado para toda la ciudadanía podría convertirse en uno de uso mayoritariamente exclusivo para una comunidad académica.

No obstante, esta discusión no debe plantearse como una elección entre museo o educación. Existe una alternativa más equilibrada y responsable: un modelo híbrido que combine la función museística con programas de educación artística pública. Mantener el museo y, al mismo tiempo, integrar una universidad o escuela superior de artes permitiría que el espacio funcione como un laboratorio vivo de aprendizaje, investigación, creación artística y curaduría, sin perder su vocación pública y patrimonial.

Es importante destacar que convertir completamente el Museo Internacional del Barroco en una universidad pública de artes sería una decisión culturalmente riesgosa. A ello se suma la dimensión internacional del recinto, que podría verse afectada al romperse los vínculos con el mundo en materia museística, así como el resguardo de los acervos que ahí se conservan, ya que es el único museo en Puebla que cuenta con la capacidad técnica para la conservación especializada de colecciones y para recibir obras de alto nivel. Esto pondría en riesgo tanto el resguardo como el préstamo de obras nacionales e internacionales.