Jueves 18 de Diciembre de 2025 |
El capitán Rigoberto era un esclavo del rigor. Pasó meses trazando cartas de navegación impecables, calculando cada milla y cada recurso. Pero cometió un error fatal: confundir el papel con la realidad. Cuando llegó la tormenta, se negó a ajustar el rumbo. Prefería hundirse antes que admitir que su plan no era perfecto. El capitán Ventura era su opuesto. Pura reacción. Zarpó sin carta de navegación, confiando en su instinto y en su capacidad para “ir resolviendo”. Esquivó tormentas, apagó incendios y mantuvo el barco a flote. Pero sin destino claro, terminó dando vueltas hasta agotar sus suministros. Murió junto a su tripulación, víctima de la urgencia permanente. Rigoberto tuvo visión sin flexibilidad; Ventura, agilidad sin rumbo. Con la colaboración de Sofía González, Eduardo Cantú y Carlos Minjares (participantes del programa Strategy Shots de Salexperts), exploramos cómo unir lo mejor de ambos: un rumbo claro que evite perdernos y una capacidad de respuesta ágil, indispensable en tiempos inciertos. Hoy, el error más común en las empresas es no planear. El segundo es planear todo en el mismo horizonte. La planeación estratégica moderna exige convivir con tres tiempos simultáneos: • 10 años: largo plazo. • 3 años: mediano plazo. • 1 año: corto plazo. Cuando estos horizontes se confunden, aparecen Rigoberto y Ventura. La clave es conectarlos. La respuesta vive en cuatro bloques que sostienen el crecimiento. Bloque 1 | Largo plazo — Brújula estratégica basada en la realidad La empresa que crece necesita una visión clara, compartida y anclada en el mercado. La brújula se fortalece cuando responde preguntas incómodas: • ¿Qué dice hoy el cliente? • ¿Cómo se está moviendo el mercado? • ¿Qué está haciendo mejor la competencia? Planear sin datos (internos y externos) es construir castillos en el aire. La visión solo orienta con información real. Bloque 2 | Mediano plazo — Alineación del equipo: sistema antimotines Aquí mueren los planes. Una estrategia solo conocida por el CEO o el Consejo no se ejecuta. Los líderes deben involucrar al equipo desde el diseño, un plan ‘de otros’ genera ejecución tibia. Si la cultura no evoluciona, ‘se come’ a la estrategia. Para crecer, el equipo necesita aprendizaje continuo, sin lo cual ningún plan sobrevive. Bloque 3 | Mediano plazo — Ajuste continuo de Velas y Casco Si el bloque anterior evita el sabotaje interno, este evita la obsolescencia externa. La planeación no es una hoja rígida que se guarda en un cajón; es un proceso vivo. Revisar y ajustar el plan cada cuatro o cinco meses no es debilidad, es madurez estratégica. Aquí suele cometerse otro error grave: tratar la innovación como proyecto. Como proyecto se recorta. Como activo estratégico, se protege. IA, Big Data, automatización y nuevos modelos no son moda. Son capacidades mínimas para seguir navegando exitosamente. Bloque 4 | Corto plazo — Disciplina en la Bitácora de ruta El error más costoso es planear sin ejecutar. Una estrategia seria: • Define métricas claras. • Reduce prioridades (máximo cinco). • Asigna responsables con nombre y apellido. • Establece un ritmo de seguimiento semanal o quincenal. • Monitorea indicadores financieros. Sin esto, la estrategia se queda en buenas intenciones. Conclusión — El Capitán Temporio. Rigoberto naufragó por quedarse atrapado en el plan. Ventura se perdió por vivir solo en el día a día. Uno confundió el plan con la realidad. El otro confundió la agilidad con la estrategia. El crecimiento no exige elegir entre ambos, sino integrarlos. El Capitán Temporio gobierna el tiempo, no el mar. Usa el largo plazo como brújula, el mediano como ruta y el corto como disciplina. Entiende que la visión sin datos es ilusión, la agilidad sin dirección es desgaste, y la estrategia sin ejecución es retórica. Sigues navegando como Rigoberto o Ventura… o si ya estás listo para ser Capitán Temporio. |