Inédito, UDLAP obliga al gobierno a atrincherarse

¡Qué tal, vecinos y vecinas!

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Memorias del Crimen

Por La Rascona*

 

¡Qué tal, vecinos y vecinas! Tomando prestadas, o más o  menos prestadas las líneas de Chicoché: ¿en dónde los agarró el informe? A unos de plano los agarró caminando y de muy mala gana tuvieron que desviar su camino porque unos polis estatales los veían feo para que no se acercaran, otros que eran reporteros pues hasta insultos recibieron y no les permitieron acercarse, salvo que tuvieran la bendición del papa Francisco, otros que tenían que moverse de un lado a otro, atravesando la ciudad por el bulevar 5 de  Mayo o por el Centro se llevaron la terrible sorpresa del bloqueo vial.

Y es que como nunca antes se había visto tal nivel de blindaje para evitar que los “quejosos” y “revoltosos” de la  UDLAP, como al interior del gobierno del estado se les dice, pudieran si acaso interrumpir uno de los mensajes más desabridos en la historia de los informes que, como dijimos en la columna anterior, sólo sirve de blablablá para los asistentes, quienes ni tardos ni perezosos aplauden cada mensaje, cada ocurrencia, cada cifra, cada exageración del mandatario en turno.

Nunca como antes un grupo de estudiantes y profesores de una institución privada (ahí donde hay morralla en exceso) obligaron a un mandatario a atrincherarse con sus más cercanos, a costa del derecho de libre tránsito.

¿Y los chavos? Pues realmente no pudieron, salvo unos cuantos, llegar a Congreso de Puebla, donde pensaban hacerle frente al gobernador para exigir que se les devolviera el campus.

¿Y las cifras? Pues ni fu, ni fa. Mucho blablablá, poco glugluglú. En perspectiva poco de poco. Sí, con pandemia atravesada y toda la cosa pero la cosa no avanza.

 ¿Y el Congreso? Pues ya se sabe: respuestas planchadas.

¿Y los corifeos? Felices. Aplaudiendo.

¿Y la gente? Molesta. Muy molesta.

En uno de los tantos embotellamientos hasta tiempo tuvimos de encontrar a vecinos que nos dieron su opinión:

Esto es un desastre. Ni un trancho envían a ordenar el tráfico. Todos seguro que están cuidando que nadie se acerque a Casa Aguayo. Son fredageras.

Y:

Yo tenía que estar con mi jefe a la una de la tarde en el Centro Expositor para la vacuna, y miren la hora que es y nomás estamos atrapados en el tráfico. Mi jefe anda mal de la cadera y se tiene que fletar todo este tiempo sentado.

Y:

Yo ni me enojo porque así son todos. Prometen y prometen pero cuando se trata de apoyarnos a nosotros se hacen de la vista gorda. Yo mejor les devuelvo sus miradas feas con una sonrisa.

Y:

Pues a nosotros como locatarios nos dijeron los policías que iban a cerrar porque venían las feministas a hacer destrozos. Y pues ni modo, a aguantar. Entre que son peras y manzanas ni modo que nos pongamos a discutir con ellos. Ya mañana será otro día.

*

Así es, vecinos. Mañana es otro día, y otro y otro. Días y días que nos acercan al 2024 y ahí es donde muchos de los quejosos de hoy se convierten en los electores de mañana.

¿Verdad?

 

 

Vecinos, vecinas, nos leemos mañana, recuerden que ya podemos estar en contacto directo y chismear más a gusto en [email protected]

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