Abuso de autoridad e influyentismo en el SEDIF

Jimenez Lozada usa al personal y unidades del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de Puebla (SEDIF) para irse de compras.

*Por La Rascona

¡Vecinos, vecinas! Vaya gusto que me da saludarlos desde esta su vecindad de confianza donde los chismerío y la voz de ustedes se hace presente, aunque a más de uno le cause comezón.

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Hablando de comezón, no cabe duda que en Puebla los tiempos políticos son distintos a los de meses anteriores, y si bien es cierto que siguen sin verse reflejados resultados de lo que se ha prometido o cacareado, la forma de hacer y entender la polaca poblana es más cercana a una “operación cicatriz” que a una cacería de enemigos, inventados o no. El temperamento político ha cambiado tanto que Puebla le ha abierto los brazos a todos y cada uno de las y los aspirantes a candidatos presidenciales por Morena, pues mientras en la época del gobernador Barbosa había una clara muestra de apoyo absoluto a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, con Sergio Salomón Céspedes ya desfilaron todos: Adán, Claudia y ahora Marcelo Ebrard. Ya nomás falta Monreal que en chico rato se echa su voltereta por estos rumbos. El gobernador sabe que no es momento de casarse con uno solo y que Puebla debe, como la Aventurera, vender caro su amor. Eso sí, para hacerlo necesita chamba, chamba y más chamba, algo en lo que se debe mejorar, ¿no creen?

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Las quejas contra la titular de la Unidad de Apoyo Ejecutivo del Sistema Estatal DIF, Cindy Jiménez Lozada, y su pareja sentimental, Raymundo Aguilar, director del Giras del mismo organismo, no paran. Además de tratar de manera déspota a su personal, ahora los señalan por abuso de autoridad, influyentismo y por enriquecerse a costa del erario. Cindy, quien antes llegaba a trabajar en una camioneta VW vieja color gris, ahora se le ve muy sacada de la pena en una Mercedes Benz nueva; Raymundo solía andar en un Jetta viejo color blanco y hoy presume su Audi gris, que en vez de estacionarlo en la calle o un estacionamiento público, le quita el cajón 26 a la unidad oficial número 67. Los tortolitos hacen y deshacen a su antojo, tan es así que Jimenez Lozada usa al personal y unidades del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de Puebla (SEDIF) para irse de compras. Ahora que se avecinan cambios en las dependencias estatales, ¿seguirán tolerando las actitudes de este par?

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Vaya que las comparecencias ante el Congreso local necesitan una manita de gato para dejar de ser un besamanos. Ya ni la muelan, imagínense que durante la comparecencia del secretario de Gobernación, Julio Miguel Huerta Gómez -quien hace unos días fue lanzado al ruedo de las aspiraciones a convertirse en gobernador-, las y los diputados lo felicitaron por su desempeño. Y no es que lo que haga esté mal. No, el tema es que no lleva ni un mes en la dependencia que le heredó Ana Lucía Hill tras su renuncia unas horas después de la muerte de Miguel Barbosa. Así que en realidad la comparecencia fue más bien la lectura del informe de entrega-recepción, y las porras deberían ser para la exfuncionaria. Una pena, la verdad.

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El diputado Ignacio Mier, virtual corcholata ganadora y posible candidato de Morena a gobernar la entidad, cuestionó que hace 10 años Puebla ocupaba “el sexto lugar o el quinto lugar de participación en el Producto Interno Bruto, sus cadenas de producción estaban consolidadas” y que hoy “ocupa el lugar 12 de participación en el Producto Interno Bruto”. Hace diez años, justo cuando gobernaba Rafael Moreno Valle. Aunque le echó flores al gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina confiándole los acuerdos con los sectores productivos y empresariales, dicen que sus declaraciones avivaron el malestar en el grupo ligado a los intereses de Miguel Barbosa. ¿Habrá consecuencias?

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Vecinas, vecinos, nos leemos el lunes. Les dejo mi correo por si quieren chismear más a gusto: [email protected]

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