Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez fueron puestas por el presidente AMLO

¡Chanchanchán!

La temporada de La casa de las corcholatas llegó a su fin, sin sorpresas pero con muchas, muchísimas dudas, o “inconsistencias”, como les están diciendo.

La candidata de Morena a la Presidencia de la República será la doctora de la colita de caballo: Claudia Sheinbaum Pardo, luego de que hiciera válidas todas las encuestas que la colocaban como la mera mera petatera del partido guinda, por arriba del “Carnal” Marcelo Ebrard Casaubón, quien no se quedó callado y ¡pum!, confrontó el proceso de selección, a la ganadora y a Morena completito.

¿Será que Marcelo renuncie a su militancia?

¿Aplicara la de su mentor político, Manuel Camacho Solís, quien en 1993 montó en cólera luego de que Carlos Salinas de Gortari eligiera a Luis Donaldo Colosio Murrieta para sucederlo en la Presidencia para después negociar algo?

Pues mientras son peras o son manzanas, México tendrá a su primera presidenta, ya sea Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez, ambas candidatas, no se puede negar, fueron puestas por el presidente AMLO.

No nos hagamos, vecinos, el antes conocido como “Peje” lleva el pulso de su propia sucesión.

Eso, el bloque opositor parece no entenderlo aún.

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¿Y en Puebla, qué pasará con el efecto Sheinbaum?

Sabemos que el más conteto con la designación de la exjefa de gobierno de CDMX es Julio Huerta Gómez, el primo del fallecido Miguel Barbosa.

Sus esperanzas están fincadas en que la abanderada morenista aplique el dedazo y lo imponga, algo que es muy pero muy difícil tomando en cuenta el linaje de don Julio y el terrible efecto que le traería a Sheinbaum, quien según nos han dicho tiene a don Julio anotado para diputado federal.

¿Será?

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¿Y si el efecto Claudia hace el uno–dos en Puebla, aprovechando el lema de “tiempo de mujeres” y su tocaya se impone como abanderada en el estado?

¡Ah, jijos!

Sabemos de más de uno que en serio se preocupó, y de otros tantos que andan sugiriendo que el camino que debe seguir la Claudia de Puebla es el de la negociación.

¡Cómo ven!

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El otro asuntito que tiene que ver con Morena en Puebla es el de doña Rosario Orozco Caballero, quien reapareció para defender a la indefendible auditora Amanda Gómez Nava, y para decir que en una de esas ella se apunta para ser candidata a la gubernatura.

Vecinos chismosos nos dicen que la estrategia que pretende usar el casi extinto barbosismo es el de “divide y vencerás”, en busca de mermar las estructuras de los dos contendientes punteros y el impulso de la “tercera vía”, como llaman a Claudia Rivera Vivanco y a Rodrigo Abadal Dartigues en algunos círculos.

Bien harían en decirle a doña Rosario que muy difícilmente el barbosismo regresará al poder, que mejor se dediquen a juntar sus archivos y a aclarar lo que tengan que aclarar porque, como bien se sabe, todo lo que sube al poder tiende a bajar.

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Vecinas, vecinos, nos leemos mañana. Acuérdense que el que se enoja pierde. Les dejo mi correo por si quieren chismear más a gusto: [email protected]

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