¡Pero qué sorpresa! 

¡Nunca nadie se lo hubiese imaginado! 

La quiniela se rompió, un cometa pasó y el agua se transformó en vino…

Bueno, bueno, era pura carrilla, pero el hecho es que Guadalupe Cuatle Torres -Lupita para los cuates-, obtuvo una poco sorpresiva candidatura del PAN a la presidencia municipal de San Andrés Cholula, luego de una “reñida” pelea.

Así es, Lupita podría extender el Maximato en ese municipio, luego de que su esposo deje la silla de presidente municipal.

Por ahí me dijeron que habrá algunos aventados que quieran impugnar la elección blanquiazul, pero sabiendo que no pasará nada en lo legal, aunque sí en lo mediático, donde la amenaza de una ruptura al interior del partido dejaría en muy mala posición a las aspiraciones de amarrar a San Andrés como un feudo panista.

No cabe duda que estamos viviendo unos meses donde si alguno de ustedes es familiar en primero o segundo grado de algún funcionario, político en activo o en el retiro, bien podría ser candidato o candidata a lo que sea.

La mera verdad.

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Hablando de esa más que extraña costumbre de heredar el poder casi por ósmosis luego de elegir esposos, esposas, hermanas, hermanos, cuñadas, cuñados y demás para entregarles el poder…

Qué tal que quien fuera esposa del fallecido gobernador Miguel Barbosa Huerta anda muy echada para el frente diciendo que ella se ganó su nominación en encuestas y no en acuerdos.

¡Nombre!

Que no fue un pago de favores sino reconocimiento social.

¡Ora ya!

Pues si esa es la estrategia que Rosario Orozco Caballero quiere llevar para limpiar no sólo la imagen de su esposo sino de la peor administración en la historia moderna de Puebla, le va a costar mucho pero mucho trabajo.

Para ser justos, no sería extraño que Charito ganara la elección porque Tehuacán siempre ha sido un feudo familiar afín al barbosismo.

Eso sí, tendrá que echarle más ganas y sapiencia política para alcanzar el fuero y para que, con algo de suerte, se les olvide a las y a los poblanos que ella fue testigo en primera fila de cómo la administración de su esposo “perdió” casi 4 mil millones de pesos.

Curioso es que la operadora política de doña Rosario es Verónica Vélez Macuil, la defenestrada coordinadora de Comunicación Social de Barbosa Huerta.

Me chismean que Vélez Macuail trae a cuestas una serie de expedientes tanto en Casa Aguayo como en la Auditoría Superior del Estado, que con toda seguridad quedarán archivados el tiempo suficiente para privilegiar lo que en Morena llaman “unidad”.

¡Ah, jijos!

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Por cierto, que en Morena se muerden las uñas por la designación del candidato o la candidata en el distrito 17, donde podrán colocar tanto a la multipartidos Grace Palomares o al expriista Mario Montero Rosano.

Dificilísima decisión que seguramente moverá acuerdos de uno y otro lado, y arrancará lágrimas y risas de otro.

Ya veremos en las próximas horas qué sucede.

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Vecinas, vecinos, nos leemos mañana. Acuérdense que el que se enoja pierde. Les dejo mi correo por si quieren chismear más a gusto: [email protected]