Si el destino del PAN es un misterio, el de Morena no es miel sobre hojuelas

 ¡Vecinos y vecinas!

Ayer hablábamos de los futuros inciertos de los partidos del bloque PRIANRD y justo ayer hubo una comida que convocó el excandidato Eduardo Rivera Pérez, quien entre sopa, agüita y bistec dijo que perdió por culpa del villano favorito del panismo: el presidente AMLO. 

Además, sugirió que su futuro político está en la dirigencia del blanquiazul, e incluso habló sobre la idea de buscar una vez más la candidatura a la gubernatura o a la capital.

Si esa es la tira, Lalo Rivera deberá hacer un ejercicio de autocrítica y cambiar de estrategia alejada de la soberbia de la oposición que los llevó al fracaso rotundo. 

Por cierto, Edmundo Tlatehui Percino no fue al convite porque quiere dar un paso adelante para dirigir los destinos de la panadería más azul del condado, y necesita reagrupar inconformes y disidentes del PAN lalista y de doña Tití Díaz de Rivera.

¡Cómo ven!

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Los dimes y diretes que desató el hablar prematuramente del cambio en la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional (PAN) no pasaron inadvertidos para la dirigencia nacional. 

Desde CDMX ya se tiene detectado quienes fueron los encargados de soltar el tema a la opinión pública, con el fin de ir metiendo uno que otro nombre para que empiece a hacer tomado en cuenta y para que empiecen a permear la idea de que el grupo de Lalo debe hacerse a un lado.

Más tardaron en correr las versiones que el mensaje que se mandó a Puebla: la prioridad, si quieren salvar la honra del partido albiazul, es la defensa del voto en respuesta a la confianza que la ciudadanía depositó. 

Por eso, cualquier nombre que se mencione queda en mera especulación, ya que el tema se abordará hasta que sea el momento del cambio de dirigencia.

Así que no coman ansias, por ahora es tiempo de lamerse las ideas y después vendrá el momento de diseñar una estrategia para elegir al líder o lideresa que ayude a la oposición a recomponerse.

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¡Ah!, pero si el destino del PAN es un misterio, el de Morena no es miel sobre hojuelas. 

Muchas reflexiones deben hacer y no sentarse en el sillón de la soberbia.

Ya en cierta ocasión se había dicho que el triunfo no podía ocultar el hecho de que para alcanzarlo tuvieron que echar mano de personajes no sólo no identificados con Morena sino abiertamente contrarios.

Definir estrategias en medio de la victoria es difícil pero necesario, sobre todo ahora que en pocos meses AMLO, su líder histórico, aquel que los llevó a tierra prometida, se retirará de la vida política, dejándole a Claudia Sheinbaum Pardo la enorme responsabilidad de moldear un nuevo Morena.

¿Qué grupo tomará las riendas del partido guinda, cuando la victoria oculta el pésimo trabajo que Olga Romero y Agustín Guerrero han desempeñado como dirigentes?

Bien dicen que la autocrítica es difícil en la derrota, pero aún más en la victoria.

¿O no?

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Vecinas, vecinos, nos leemos el lunes. Acuérdense que el que se enoja pierde. Les dejo mi correo por si quieren chismear más a gusto: [email protected]

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