Los diputados tienen tres periodos legislativos: dos de tres meses y uno de dos. Y tres recesos que, curiosamente, duran casi lo mismo que los periodos.
¡Vecinas, vecinos!
Tal parece que alguien en el Congreso de Puebla se asomó por la ventana, vio que el mundo seguía girando… y se preocupó. Y es que alguien ahí adentro del Legislativo, se preguntó: “¿Y si trabajamos más?”. Y es que en pleno 2025, las y los diputados podrían tener que trabajar más días al año.
¿Qué sigue?
¿Llegar puntuales?
¿Leer las iniciativas completas?
¿Ir a las comisiones?
Pero pongamos contexto: actualmente las y los diputados trabajan en promedio nueve meses al año. Porque claro, legislar cansa. Uno no puede estar creando leyes y desechando iniciativas viejas (porque ni leerlas quieren) sin su respectivo mesecito de descanso, no vaya a ser que se nos quemen. Tres periodos legislativos: dos de tres meses y uno de dos. Y tres recesos que, curiosamente, duran casi lo mismo que los periodos. Todo muy balanceado, como diría Thanos.
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Ahora, la idea es reformar la Constitución del estado y la Ley Orgánica del Congreso para ampliar esos periodos ordinarios de sesiones.
¿La razón oficial?
Acelerar la dictaminación de iniciativas importantes que por falta de tiempo no se han tocado. Ya saben, como la regulación del aborto en la Ley de Salud. Porque despenalizarlo en el Código Penal fue el primer paso… pero ahí se quedó el asunto, guardadito en el cajón de pendientes eternos. La diputada Laura Artemisa García, presidenta del Congreso, asegura que el 15 de mayo, cuando por fin regresen de su receso primaveral (que empezó el 15 de marzo, por si pensaban que ya estaban chambeando), pondrá el tema sobre la mesa.
Lo curioso es que nadie cuestiona la productividad, solo el calendario.
No es que no trabajen porque no quieran, sino porque el sistema no les da tiempo. Pobres, apenas calientan la curul y ya les están avisando que viene otro receso. Así que prepárense, porque si todo sale como lo planean, las y los diputados de Puebla podrían pasar de trabajar nueve meses… a tal vez diez.
Una locura.
Una proeza.
Una reforma histórica.
Mientras tanto, las iniciativas se siguen acumulando, las comparecencias se vuelven tertulias y las y los vecinos seguimos esperando que legislen no solo más tiempo, sino mejor.
Pero bueno, todo a su tiempo. Total, ya casi regresan. * Vecinas, vecinos, nos leemos el lunes.
Acuérdense que el que se enoja pierde.
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