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Bienvenidos a la era de las masculinidades nuevas… en cuerpos de políticos viejos

En el Cabildo de Puebla todavía hay quienes creen que la participación política femenina viene con subtítulos y debe aprobarse con un guiño y un chascarrillo

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¡Vecinas, vecinos!

 

La mera verdad es que uno pensaría que, en el año 2025, en el Cabildo de una de las ciudades más importantes del país, ya no sería necesario explicar el porqué no se debe insultar a una compañera de trabajo.

Pero no, aquí estamos con regidores que necesitan un taller de “nuevas masculinidades”, porque confundieron el Cabildo con una caverna.

Miren ustedes, todo empezó cuando María Esther Ortiz Pérez, regidora de Movimiento Ciudadano, dijo “¡ya basta!”, y acudió —no una, sino dos veces— a la Comisión de Derechos Humanos para reportar que dos regidores de Morena, Gabriel Biestro y Samuel Hernández, se dirigían a ella con lenguaje despectivo, ofensivo y en general digno de una película de los hermanos Almada.

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Según denunció, Biestro la humillaba cada vez que hablaba, le lanzaba comentarios lascivos (¡en pleno siglo XXI!) y la hacía sentir vulnerable.

Carranza, por su parte, hablaba de ella como si fuera un perchero y no una persona.

“Se le olvida que soy una persona”, dijo Ortiz.

Y claro, uno pensaría que eso no se tiene que recordar, pero hay quienes lo tienen que anotar en su agenda entre “revisar dictámenes” y “no ser misógino hoy”.

La CDH, al escuchar las quejas, no solo le dio la razón, sino que emitió medidas cautelares.

O sea, tuvo que llegar una autoridad de derechos humanos a decir: “Oigan, compórtense como adultos funcionales”.

Y entonces llegó el momento más hermoso de esta telenovela política: el taller de nuevas masculinidades.

Sí, Biestro y Carranza, exdiputados y funcionarios con años en la política, van a tener que asistir a clases para aprender que “no humilles a tu compañera” y “trata a las personas con respeto” no son recomendaciones opcionales, sino reglas básicas de convivencia humana.

 

Imagínense, vecinas y vecinos al instructor del curso:

 

“Bueno, compañeros, vamos a empezar con algo simple: cuando una mujer da su opinión, no se burlen. ¿Vamos muy rápido o vamos bien?”.

 

Y Biestro, al fondo, preguntando si eso también aplica cuando la mujer en cuestión tiene razón.

 

 La síndica municipal, Mónica Silva, muy diplomática, envió una circular de ocho páginas exhortando a todos los regidores a no ser violentos con las mujeres. Ocho páginas. Para decir algo que uno aprende en la primaria.

 

¿Qué sigue?

 

¿Un manual para usar el tenedor?

Eso sí, en esa circular jamás se mencionaron los nombres de los regidores señalados. Porque aquí la consigna es “todos se portan mal, pero nadie es culpable”.

 

Un poco como cuando en la escuela rompían un vidrio y castigaban a todo el salón porque nadie quería decir quién fue.

 

La regidora Ortiz, con más paciencia que una tía en Navidad, dijo que su denuncia busca abrir camino para que otras mujeres se atrevan a hablar.

Porque si algo nos queda claro, es que en el Cabildo de Puebla todavía hay quienes creen que la participación política femenina viene con subtítulos y debe aprobarse con un guiño y un chascarrillo.

 

Así que bienvenidos a la era de las masculinidades nuevas… en cuerpos de políticos viejos.

 

¡Qué bárbaros!

 *

 Vecinas, vecinos, nos leemos mañana. 

 

 

Acuérdense que el que se enoja pierde.

 

 

Les dejo mi correo por si quieren chismear más a gusto: lavecindad@elpopular.org

 

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