Un grupo de campesinos decidió que si el SAT no les devuelve el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios ellos irían por él personalmente
¡Épale, vecinas y vecinos!
Miren ustedes que esta semana, Angelópolis —ese paraíso de cafés de autor y gimnasios— fue testigo de una revolución que ni Zapata vio venir: Un grupo de campesinos decidió que si el Servicio de Administración Tributaria (SAT) no les devuelve el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS)… ellos irían por él personalmente.
¡Y vaya que fueron!
Te puede interesar: ¿Qué pasó en el SAT de Angelópolis?
No con hojas membretadas ni trámites digitales, sino con pancartas, gritos y la energía acumulada esperando a que Hacienda les devuelva lo suyo. Porque claro, si algo caracteriza a nuestro SAT es su eficiencia legendaria… para hacerte pagar. Para devolverte, ya es otra historia. Y si eres campesino, prepárate a sentarte con calma y cosechar tu paciencia. Los inconformes llegaron a las oficinas ubicadas en el bulevar Atlixcáyotl, o como también se le conoce: “Donde no pasa nada… hasta que pasa”. Pidieron hablar con alguien que supiera qué había pasado con su IEPS, ese Impuesto Especial sobre Producción y Servicios que les cobran hasta por los plaguicidas. Pero, para variar, no hubo respuesta inmediata.
Y como la paciencia tiene un límite —sobre todo cuando tienes una hectárea de maíz esperando recursos— optaron por medidas más drásticas: Tomar las oficinas, encarar a la subadministradora y decirle, básicamente: “¿Dónde está la devolución?”. Las y los trabajadores del SAT, acostumbrados al estrés emocional, entraron en pánico real. Algunos grabaron desde el escritorio, otros se escondieron bajo la lógica ancestral del “si no me muevo, no me ven”, y unos más simplemente activaron el modo oficina: “Yo solo soy becario, ni idea”.
Hubo intervención policial, claro… aunque un poquito modo observador de la ONU.
O como diría un testigo: “Sí, llegaron… pero como para hacer presencia, no para hacer algo”.
Y así, en pleno mediodía, entre consignas y empujones, Puebla vivió su versión del “asalto al Capitolio”, pero con sombreros de palma y reclamos fiscales. Al final, los granaderos rescataron a la funcionaria, los manifestantes se retiraron con la promesa de volver si no hay respuesta el lunes, y el SAT… Bueno, el SAT seguramente ya está planeando cerrar los miércoles por “mantenimiento preventivo”.
Eso sí, la escena dejó algunas preguntas:
¿Cuánto más puede estirarse la paciencia del campo?
¿En qué momento los contribuyentes se cansan de pedir permiso y deciden entrar por su cuenta?
Y mientras esperamos a que les resuelvan —o que regresen en modo temporada 2—, una cosa queda clara: El agro mexicano ya no se anda con rodeos burocráticos.
¿No creen? * Vecinas, vecinos, nos leemos mañana.
Acuérdense que el que se enoja pierde.
Les dejo mi correo por si quieren chismear más a gusto: lavecindad@elpopular.org
|
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de El Popular, periodismo con causa. |