Resulta que desde 2018, la armadora alemana más consentida de la región no pagaba ni un solo peso en impuestos municipales
¡Vecinas, vecinos!
Por fin alguien se atrevió a alzar la voz y decir lo que todos pensábamos, pero no queríamos creer: en Cuautlancingo la risa no solo es gratis, también los impuestos... si eres Volkswagen (VW). Miren ustedes, pues resulta que desde 2018, la armadora alemana más consentida de la región no pagaba ni un solo peso en impuestos municipales.
Nada.
Cero.
Ni una moneda de chocolate.
¿Por qué?
Pues porque así lo decidieron las administraciones anteriores, con un nivel de generosidad solo comparable al del Tío Gamboín. En 2022, el exalcalde Filomeno Sarmiento —a quien evidentemente le encantan las promociones— firmó un “convenio” para que VW pagara solo cinco milloncitos, lo que equivale, más o menos, a lo que la empresa se gasta en llaveros promocionales al año. Pero no teman, porque ahora el actual presidente municipal, Omar Muñoz Alfaro, ha prometido que durante su gestión la empresa pagará... 68 millones de pesos.
Sí, claro.
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De los 262 millones que en realidad debía, solo se cobrará una cuarta parte. Porque aquí nadie se salva de pagar impuestos, excepto si traes logo alemán y produces sedanes con quemacocos. Y lo mejor de todo es que esto se anunció como “histórico”. Porque nunca antes un gobierno local había logrado sacarle esa cantidad a VW.
¡Vaya logro!
Algo así como presumir que uno por fin convenció al vecino que nunca paga la tanda… de que al menos coopere con las botanas. Pero ojo, que esto se hace con total transparencia, como explicó el alcalde. “No sabemos a qué acuerdos llegaban en lo oscurito los otros presidentes municipales”, dijo con tono de indignación y sin una pizca de ironía. Lo dice mientras, casualmente, se condona el 75% de la deuda actual.
Y mientras tanto, ustedes, vecinas y vecinos contribuyentes, siguen pagando completo su predial, su agua, sus multas por estacionarte en sentido contrario y su permiso para pintar la fachada de su casa de verde limón. Al final, no sabemos si esto es una jugada financiera, una estrategia política o un episodio más de “Multinacionales mimadas y municipios de rodillas”, pero una cosa queda clara: Si van a abrir un negocio en Cuautlancingo, que no sea una papelería. Mejor monten una armadora de autos. Eso sí deja… en exenciones. * Vecinas, vecinos, nos leemos mañana.
Acuérdense que el que se enoja pierde.
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