La protagonista de esta tragicomedia es Irene Olea Torres, exedil morenista que fue vinculada a proceso por el delito de intimidación contra las periodistas Nayeli y Michelle Hoyos.
¡Epa, vecinas y vecinos! Miren ustedes que uno pensaría que con dejar la presidencia municipal basta para dejar atrás el poder, las amenazas y las órdenes a gritos. ¡Pero no! En Izúcar de Matamoros, Puebla, parece que el cargo de alcaldesa venía con un paquete extra: intimidación a testigos, represión a periodistas y falsificación de documentos. Todo muy “servir y proteger”, pero a la imagen pública propia, claro. La protagonista de esta tragicomedia es Irene Olea Torres, exedil morenista que fue vinculada a proceso por el delito de intimidación. ¿Su pecado? Presionar a testigos clave en el caso de tortura contra las periodistas Nayeli y Michelle Hoyos. A quienes no entendieron: sí, intimidación en un caso de tortura. Porque siempre se puede caer más bajo, ¿no? Te puede interesar: Irene Olea Torres enfrenta audiencia por tortura contra periodistas en Izúcar de Matamoros La Fiscalía presentó nada más y nada menos que 49 pruebas. No cinco, no diez. ¡Cuarenta y nueve! Y aún así, el juez Eduardo Ramírez Téllez —que al parecer tiene el olfato más flojo que un político en campaña— decidió desestimar las acusaciones por falsificación de documentos. Tal vez porque “falsificar” ya no es delito, sino protocolo de oficina. Eso sí, el juez tuvo tiempo para brillar en lo que mejor saben hacer algunas autoridades: la revictimización. A Michelle la nombró “la que se cree, según, víctima del delito que no es”. Si no fuera porque estamos hablando de una audiencia judicial, juraríamos que esa frase salió de un hilo de Facebook de señoras defendiendo a su primo golpeador. Y como en toda historia de poder mal entendido, hay daños colaterales: tres trabajadoras municipales que se atrevieron a decir la verdad fueron despedidas. Pero ojo, seguramente fue una coincidencia. Como cuando te caes solito por las escaleras después de denunciar algo incómodo. Eso sí, la justicia mexicana, que nunca se caracteriza por ir rápido, le dio dos meses al Ministerio Público para seguir investigando. Lo bueno es que mientras tanto Irene N. no puede acercarse a las víctimas ni salir del país. Aunque nadie especificó si puede seguir publicando selfies con filtros o continuar planeando su regreso a la vida pública desde la banca de los “perseguidos políticos”. La defensa de las víctimas ya anunció que apelará para que también se le procese por falsificación. Y la audiencia intermedia contra su séquito —perdón, su equipo de confianza— será en julio. A este paso, la historia de Irene bien podría titularse: Cómo callar a una prensa incómoda y fracasar en el intento (con demandas incluidas). Y mientras tanto, Morena en Puebla guarda un silencio tan elegante como sospechoso, ¡ah!, pero no fuera para alabar a la Presidenta Claudia Sheinbaum, porque para eso se pintan solos. En el país donde la ley es opcional y la memoria es corta, ser víctima es un acto de resistencia. * Les cuento que hace dos semanitas, se llevó a cabo el Encuentro Estatal de Presidentas y Presidentes de los Sistemas Municipales DIF allá en la junta auxiliar de Metepec, en Atlixco. A primera vista, todo bien, todo perfecto, pero tras bambalinas fue el debraye total. Resulta que Luis Pacheco, el encargado de Comunicación Social, se la pasó gritando a su equipo; normal ya a estas alturas. Carmen Paniagua de pena ajena. La que se quedó con el puesto de Cindy Jiménez, la ex titular de la Unidad de Apoyo Ejecutivo que utilizaba los vehículos oficiales para ir a comprar ropa íntima, se puso junto con sus colegas una buena guarapeta en la villa 4 de Metepec. Te puede interesar: En el SEDIF utilizan vehículos oficiales para comprar ropa interior Bueno, hasta pleito con golpes hubo. Paniagua contra Rocío Brambila, coordinadora de voluntariados, se gritaron tanto que tuvieron que intervenir para separarlas. Héctor, alias el Güero, Eric Cuautle y Neptuno, se dieron con todo que hasta con la cara hinchada terminaron no se sabe si de los golpes o del alcohol. No podía pasar desapercibido el regaño que se llevó el director de Delegaciones, Rigoberto Ortiz, quien se tomó varias copitas de más en la cena organizada exclusivamente para las presidentas honorarias. En resumen, lo que era un bonito encuentro de capacitación y sinergias, terminó siendo una gran cantina, donde se lanzaron todos contra todos. * Vecinas, vecinos, nos leemos mañana Acuérdense que el que se enoja pierde. Les dejo mi correo por si quieren chismear más a gusto: lavecindad@elpopular.org
|
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de El Popular, periodismo con causa. |