VARIELALIA

Miguel Campos Ramos  Regalemos libros esta Navidad En días pasados quedó evidenciado nuestro terrible problema en materia de lectura de libros. Y de qué manera. Para empezar, el abanderado dAñadir una imagenel PRI al gobierno de la república, Enrique Peña Nieto, dijo que el libro La silla del águila, de Carlos Fuentes, había sido escrito por Enrique Krauze. Por otra parte, el aspirante a la candidatura del PAN al mismo cargo, Ernesto Cordero Arroyo, hizo algo similar con el nombre de la escritora colombiana Laura Restrepo. El suspirante del PRD a la jefatura de gobierno del DF, Mario Delgado (flamante secretario de educación pública del gobierno capitalino), dijo que Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, lo escribió Mario Vargas Llosa, aunque después aclararía que fue broma. Y finalmente, el aspirante panista al gobierno de Guanajuato, José Ángel Córdova Villalobos, no quiso quedarse atrás y atribuyó a Nicolás Maquiavelo el celebérrimo libro El principito, de Antoine de Saint Exupery. En efecto, estas evidencias ratifican nuestra cruda realidad en materia de lectura de libros, sobre todo de la lectura analítica y de comprensión que permite recordar contenidos y títulos y a veces hace que un libro nos marque y se vuelva nuestro libro de cabecera. Por eso, qué mejor ocasión el advenimiento de otra Navidad para invitar a los lectores a que regalen libros a sus familiares y amigos. No es cualquier cosa. Y es que no se trata sólo de hacer compras de última hora, ir a una librería y tomar el libro que esté más cerca y llevárnoslo, o aquel que hábilmente el personal de la tienda ya envolvió para regalo. Se trata de pensar en la persona a la cual le vamos a obsequiar el libro, analizar su carácter, sus temas de interés, incluso sus gustos, y buscar el libro adecuado. Por ejemplo, a un político de cepa hay que darle en paquete los libros de Peña Nieto, Vázquez Mota, Navarrete y los que se publiquen estos días. A quien le guste la economía, ¡Basta de historias!, de Andrés Oppenheimer, o La revolución de la riqueza, de Alvin Toffler (éste por cierto explica y justifica en un párrafo la tendencia actual y recurrente a cambiar de partido sin sentir remordimiento). En fin, libros hay por miles, basta visitar la librería de nuestra preferencia. El punto es promover la lectura y ayudar a que las personas que estimamos lean, para que no les suceda algún día como a los susodichos. Por demás, regalar libros tiene ventajas. Son objetos baratos, comparados con una computadora, un reloj, etc. Claro, si se puede y se tiene dinero, a la computadora o al reloj agreguémosles un libro. Otra ventaja es que cuando la persona abra su paquete y vea el tema del libro, sentirá que la conocemos, y se estrecharán los lazos de afecto. Además, cuando ese libro esté en casa del obsequiado, lo podrán leer sus familiares, y por tanto varios se beneficiarán con él. [email protected], www.edicionesmagno.com, twitter: @miguelcamposram, blog: www.elpanoptico.bligoo.com.mx
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