VARIELALIA

Miguel Campos Ramos  Los jóvenes, reto para gobiernos y candidatos  Hace unos meses, en un programa radiofónico/televisivo matutino nacional se hizo un crudo análisis en cuanto al aumento del alcoholismo en el Distrito Federal. De acuerdo con los datos, dijeron, en la administración de Marcelo Ebrard ha habido un incremento del 300 por ciento en el número de negocios dedicados a vender alcohol. En contraste, disminuyó porcentualmente el número de creación de escuelas, se mencionó. Y seguro que de librerías, comentó medio en serio medio en broma el conductor del programa. A lo que el invitado que daba a conocer esas cifras acertó a decir, tras captar la ironía, “sí, claro”, sabedor de que la lectura en nuestro país es otro desastre. Preguntándose los participantes en ese programa a qué se debería tal explosión de antros, se mencionaron varias razones, entre ellas la complacencia de las autoridades capitalinas para autorizarlos. Pero el conductor puso el dedo en la llaga al comentar que, para él, tal proliferación de sitios obedece a la desilusión y a la falta de expectativas de los jóvenes, ah, porque es justamente dicho sector donde más pega tal problema, sentenció. (Yo agrego también como corresponsable a la excesiva propaganda televisiva de bebidas embriagantes). Tal análisis coincidió con la iniciativa del gobernador de Chihuahua para que los llamados “ninis” se integraran al ejército en una especie de “servicio militar obligatorio de tres años con sueldo”, en la idea de que así no caerán en manos de los grupos delictivos. El titular de educación federal, Alonso Lujambio, en una especie de “mea culpa” tras las barbaridades que dijo respecto a que las telenovelas son educativas, salió a contradecir al gobernador chihuahuense y sostuvo que ésa no es la solución para los ninis, sino que estudien. El problema es que el sistema educativo mexicano actual adolece de tantas deficiencias, y forma tan mal a la mayoría de los estudiantes que, pese a egresar éstos con alguna profesión o con algún grado escolar, su limitada preparación, amén de la escasa oferta de empleos, les dificulta hallar un buen trabajo y tarde o temprano acaban siendo algo parecido a los “ninis”. Sin duda, terrible problema éste para los gobiernos porque siendo México un país de jóvenes, no hay suficientes salidas para atender las necesidades e inquietudes de este sector de la población. Tiempos difíciles, sin duda, pues el caldo de cultivo de los jóvenes y los no tan jóvenes es propicio para favorecer los negocios del alcohol y ahora (como lo informó el presidente Calderón hace poco) de las adicciones a las drogas, así como ser potenciales integrantes de las filas de la delincuencia. Para empeorar las cosas, no existe una estrategia gubernamental de planeación respecto al aumento poblacional, para que el país crezca con orden, casi casi respondiendo a la ley de la oferta y la demanda. Para colmo, se ha dicho insistentemente que las próximas elecciones la decidirán los jóvenes. Imaginemos el gran riesgo, dadas las circunstancias en que se encuentra este sector. ¿Con qué criterio tomará su decisión? [email protected] www.edicionesmagno.com twitter: @miguelcamposram blog: www.elpanoptico.bligoo.com.mx
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