VARIELALIA

Miguel Campos Ramos Las redes sociales exhiben y presionan a la justicia En las redes sociales hemos visto desfilar hechos atroces que, de otro modo y en otros tiempos, nadie habría atendido. Por ejemplo, aquel perrito que un grupo de policías colgó de un hasta, supuestamente para que los subordinados de quien propició tal acto despreciable sintieran terror ante la metáfora de la amenaza, por la posibilidad de que algo así les pasar si no obedecían. O bien el ya de sobra conocido asunto, jocoso dentro de lo dramático, de las “ladys de Polanco”, y recientemente el caso del “gentleman” golpeador del valet parking. Pero lo que resultó de plano un caso insólito, fue la denuncia hecha vía youtube por Nancy Rojo, para denunciar en cuatro minutos que era víctima de acoso y que las autoridades judiciales de la delegación Benito Juárez del Distrito Federal no atendieron, pese a que realizó la denuncia correspondiente. “Mientras no la amarre, la golpee, o la viole no podemos hacer nada”, le dijeron, en relación con el presunto acosador denunciado. Esta situación hizo decir a Nancy que nuestra justicia “es una porquería”, vía una imagen que ya le dio la vuelta al mundo, exhibiendo por cierto al sistema judicial mexicano, por si algo le faltara a nuestro país. Aquí en Puebla hace unos días un futbolista del equipo de futbol soccer (jugador de origen norteamericano) hizo una denuncia vía twitter por haber sido víctima de extorsión de un policía, lo cual encendió los focos rojos de la Dirección de Seguridad Pública municipal al grado de que el titular de la misma lo buscó para atender el caso. Bienvenidos al siglo de las redes sociales y sálvese de ellas el que pueda, podríamos decir. Ni George Orwell en su clásica novela 1984 se imaginó que en este siglo habría eso que en general se denomina “redes sociales” y que se ha tornado más poderoso que la propia gran pantalla que en su novela aparece por todas partes, exhibiendo a todos, haciendo que ya nadie tenga privada, pero que a la vez todos sean vigilados por los órganos del poder. Lo increíble es que ahora es a la inversa: los órganos de poder están siendo vigilados por las redes sociales. Para bien o para mal (pues también éstas tienen usos negativos, como aquellos donde se exhibe a personas que ni la deben ni la temen), este sistema de comunicación casi instantáneo acabará revolucionando lo que ni las democracias más avanzadas han revolucionado. Por lo pronto, mientras los encargados de aplicar justicia y de atender las denuncias se comporten como los denunciados por Nancy Rojo, la gente preferirá no acudir a denunciar, pues todo mundo sabe que resulta un procedimiento lento, a veces humillante, y casi siempre inútil, amén de que el denunciante corre el riesgo de exhibirse ante su agresor y consecuentemente sufrir las consecuencias que el Estado no es capaz de evitar con las garantías necesarias. Las redes sociales, y los medios de comunicación tradicionales parecen ser, por hoy, mejores herramientas para presentar denuncias. O los responsables de aplicar justicia se avivan, o quedarán rezagados. [email protected] www.edicionesmagno.com twitter: @miguelcamposram blog: www.elpanoptico.bligoo.com.mx
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