Juan Gabriel, ¡divino!

  • El cantante celebró 40 años de carrera en concierto
 Agencia El Universal MÉXICO, DF.- Primer trago. Una cuarta parte de la champaña pasa de la copa a la boca de Juan Gabriel, y de ahí a sus piernas que lo congelan en el proscenio. Mira a las 10 mil personas que le gritan, le aplauden. Se pone de perfil. Levanta la pierna derecha. Sonríe. En pose de garza y con el impulso de las caderas y la champaña, Juanga da brinquitos que zangolotean su pecho. Nunca dijo que fuera la divina garza, pero entre sus fans hubo hombres que en el éxtasis le gritaron: “Divino”. Y mientras brinca, El Divo de Juárez suspira y al terminar No se ha dado cuenta, se recarga en un muro y murmura: “¡Ay, mi México querido!”. Segundo trago. La copa casi queda vacía. El líquido ahora ha tocado fibras sensibles en el cuerpo del cantautor, quien se agarra del pedestal del micrófono y menea las caderas con el profesionalismo de una bailarina consumada. Mientras le gritan “¡divino!”, él, con el tubo entre las manos, canta Me gusta estar contigo. Tercer trago. El champaña se acaba e Yndia aparece en el escenario. Juan Gabriel la presenta con elogios. Ella le corresponde con su voz de princesa de la salsa. Con el cantante como espectador de lujo, la puertorriqueña canta Mañana mañana. Al final, él casi llora, ella se hinca. Antes de estos tragos, la noche ya prometía. Comenzó con un video cuando el michoacano era un joven delgado que caminaba por el puente fronterizo de Ciudad Juárez. Las imágenes son comienzo de la celebración por sus 40 años de carrera. La pantalla se apaga. Aparecen seis bailarinas y una orquesta toca las introducciones de Querida, Se me olvidó otra vez y Siempre estoy pensando en ti. Sale Juan Gabriel, menos flaco y menos joven, ya no viste playeritas sin mangas sino un traje blanco (casi de líder espiritual) y una gorra que era mitad boina, mitad turbante. La segunda y última copa se fue muy rápido. El primer trago fue para brindar. El coro le da la razón con mujeres que cantaban María José a sus nietos, y que en los 80 se enamoraron con Querida. La copa se termina con mariachi, aunque la champaña no va a dar al cuerpo del ídolo, sino al público de las primeras filas, que recibe el líquido amarillo con gozo mientras corea “porque me haces llorar, porque me haces sufrir”. El concierto termina con Así fue y aunque el público pedía más canciones y bebida, el divino Juan Gabriel ya no salió.
  • URL copiada al portapapeles