Celuloide

Tan fuerte y tan cerca  Israel León O’Farrill  Stephen Daldry, director de intensas y dramáticas historias como Las horas (2002) y The reader (2008), o de la esperanzadora Billy Elliot (2000), nos ofrece en esta ocasión una historia compleja, lenta al principio, pero que adquiere un ritmo fenomenal después del encuentro entre el legendario Max Von Sydow y Thomas Horn, soberbio en el papel de Oskar, un niño que sufre una pérdida irreparable y que busca por todos los medios –y no es un lugar común- darle sentido a su vida; por si fuera poco, Oskar padece el trastorno de Asperger que lo hace tener conductas poco sociales y obsesiones que lo convierten en un personaje sumamente complejo. Daldry, como en sus trabajos anteriores, se vale de una historia que ubique a sus personajes en situaciones límite en donde el juego de la psique y la dificultad de la convivencia del día a día, junto con estupendos castings, dotan a su cine de una profundidad que es garantía. Vale la pena destacar el guión que es excelente; el manejo de cámara y la edición que en conjunto producen un atractivo resultado; y las destacables actuaciones de Horn y Von Sydow, que se suman a la rica lista de grandes actores que han pasado bajo la dirección del director británico: Meryl Streep, Julianne Moore, Nicole Kidman, Ed Harris, Jamie Bell y Kate Winslet. En la cinta también participan Tom Hanks y Sandra Bullock, pero es tan abrumadora la participación de los otros dos, que inevitablemente pasan a un segundo plano. Finalmente, aunque los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York son parte importante, no se hace una apología nacionalista de la lucha contra el terrorismo, afortunadamente. Como colofón, mencionaré que gracias a que soy maestro universitario, pude ver de manera gratuita el pasado domingo la película De Panzazo (2011), de Juan Carlos Rulfo y Carlos Loret de Mola. No hay mucho que decir, salvo que era necesario hacer ya un documental sobre el particular; no obstante, pienso que se quedó sumamente corto y que hay muchísimos temas que deliberadamente se evitan, lo que indudablemente demerita el trabajo. Cumple más con el morbo politiquero que con el género. Ni hablar. Comentarios y consultas http://israelleon.wordpress.com/
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