El lado diferente en la biografía de un asesino

Juan Carlos Reina presentó el texto Confesiones de un sicario  Karina ÁLVAREZ Drago es un sicario, ha matado a decenas de personas; tras varios años de trabajar con el narcotráfico se convirtió en testigo protegido de la PGR y ahora busca la redención por sus crímenes. Es uno de los capos más famosos, tiene corridos y compartió su historia al escritor, músico y cineasta Juan Carlos Reina. Confesiones de un sicario es un libro hecho a base de una serie de entrevistas elaboradas por este escritor quien refleja la vida de un asesino. comentó en una conferencia en las instalaciones de la Universidad de las Américas Puebla. Drago creció en una ciudad mexicana llena de violencia, mata desde que tenía 16 años de edad, y aunque es un hombre responsable por sus actos, está pagando su factura. Tras ser ocho años testigo protegido y sufrir atentados en su contra, ahora pretende encontrar el perdón. “Un testigo protegido no recibe atención psicológica por parte de la procuraduría, simplemente los usan y luego los deshechan”, aseguró el escritor. Ahora este sicario, tras perder los millones que ganó en su trayectoria violenta, se dedica a lavar coches en la Ciudad de México, y pretende hacer una familia. “El lado humano de esto es que él se buscó asistencia psicológica y ha querido mantener contacto conmigo, y me dice que lo está logrando, que está intentando ser un hombre de bien, aunque el pasado no lo ha dejado”, reiteró. En esta investigación Juan Carlos Reina se llevó dos años, en los cuales, tras acercarse a las redes delictivas conoció a ocho sujetos, unos secuestradores, otros narcotraficantes y tres sicarios. Dos de ellos murieron decapitados en el transcurso de su trabajo y Drago es el único que sigue con vida. Este escritor comentó en su conferencia que es bien conocido que los funcionarios públicos se han dedicado por años a repartir las plazas entre los narcotraficantes. “La hegemonía priista permitía que los grupos organizados se repartieran las plazas. Hay testimonios que señalan que funcionarios allegados a (Carlos) Salinas de Gortari o comandantes, hacían la repartición de plazas, y el estado gestionaba eso. “No hay condiciones donde realmente se genere una democracia, donde hay falta de transparencia, donde no hay acceso a cómo opera el sistema judicial; eso es básico para cualquier democracia”, agregó.
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