VARIELALIA

Miguel Campos Ramos  Abril, también mes de los niños  Joan Manuel Serrat les dedicó la canción Esos los bajitos a los hijos que son niños. “Esos locos bajitos” se convierte, así, en una metáfora cargada de ternura y amor propia del concepto “niños”. Otros creadores les han dedicado libros inspiradísimos y de profunda sencillez. Quién no recuerda El principito, del francés Antoine de Saint Exupery, con la historia del misterioso niño príncipe llegado de un asteroide y que en cada página se comporta como un pequeño filósofo. Y qué tal Corazón, del italiano Edmundo de Amicis, que narra las peripecias de un niño durante los últimos grados de su instrucción elemental (primaria). Este libro, por cierto, tiene la particularidad de contener 9 cuentos que en sí mismos son obras de orfebrería cuentística, y que han sido multiadaptados al cine y la televisión (constantemente en la televisión mexicana pasarán una película llamada Diario de un niño, basada en ese libro). También el poeta indio Rabindranath Tagore, por cierto premio Nobel, les dedicó apólogos sentidísimos, como el del padre que a quienes juzgan a su hijo por andar sucio les pregunta si dirían que la luna está sucia cuando brilla y unos jirones de nubes la hacen parecer sucia. Los poetas mexicanos, como Jaime Torres Bodet, o Alfonso Reyes, no se quedaron atrás enalteciendo la inocencia infantil. La UNESCO por su parte ha establecido que los niños tienen derechos como tener una familia, ir a la escuela y jugar. Sin embargo, esa ternura y esa inocencia de los creadores, y esos derechos establecidos por la UNESCO, chocan con datos crudos como los siguientes, aportados por distintas ONG: 36 por ciento de la población del planeta, es decir, unos 2 mil cien millones, son niños; pero 240 millones de éstos trabajan desde los cinco años. 120 millones más no tienen acceso a la escuela, y otros 90 millones carecen de alimentación básica. 500 mil son enrolados a fuerza en ejércitos y guerras, o forman parte de pandillas delictivas o redes de explotación y/o prostitución. 40 millones ni siquiera están registrados, es decir, no existen legalmente, y 80 millones más carecen de vacunas básicas. La UNESCO establece además que los niños tienen derecho a ser educados con los valores de solidaridad, igualdad y austeridad, para que sean la sociedad del futuro en la que precisamente prevalezcan tales valores. Sin embargo, como están las cosas, ese futuro se ve sombrío. Hay una añeja preocupación que plantea la pregunta: “¿Qué mundo vamos a dejarles a los niños?” Yo más bien me planteo: ¿Qué niños vamos a dejarle al mundo?” Pienso que si le dejamos buenos niños, el mundo se salvará. Y es que, como muy bien lo expresó el expresidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy, “Los niños son el recurso más importante del mundo y la mejor esperanza para el futuro”. El problema es que si continuamos sin entenderlos y sin atenderlos, serán captados y cooptados por factores negativos: delincuencia, drogas, ignorancia, etc. En nuestras manos está actuar con hechos, más que con homenajes. [email protected] www.edicionesmagno.com twitter: @miguelcamposram blog: elpanoptico.bligoo.com.mx
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