VARIELALIA

Miguel Campos Ramos  Maltratemos y matemos a los animales, qué más da Pobre argumento dio el coordinador de los diputados del Partido del Trabajo, Pedro Vázquez González, en una entrevista con Salvador Camarena el pasado martes en la tercera emisión de noticias de XEW, para justificar él no cese de las corridas de toros en el Distrito Federal. Su argumento (al menos tuvo la honestidad de señalar que hablaba a título personal, no como coordinador de los legisladores petistas, pues no los había consultado) versó en torno a que cerrar la plaza de toros del Distrito Federal equivalía a desaparecer cinco empresas como Luz y Fuerza del Centro, pues habló de todos los trabajadores que laboran en la larga cadena desde la creación de reses bravas hasta que son sacrificadas en el coso. Además de pobre, desinformado, pues dijo que sufren más los animales sacrificados en los mataderos, y en consecuencia que desaparezcan los mataderos. El legislador petista no sabe que en los mataderos la muerte de los animales es rápida, o al menos eso se pretende, para que no sufran, y además ha sido precisamente una exigencia de las asociaciones protectoras de animales y de las propias leyes. Con ese argumento de no desaparecer las fuentes de trabajo, pues entonces que tampoco desaparezcan la prostitución ni la trata de personas ni el narcotráfico, pues estas actividades también generan empleos (sobre todo en las armerías). Hasta donde entiendo, la pretensión de abolir la mal llamada “fiesta brava” (fiesta para los “aficionados” a la sangre y los fluidos de todo tipo que el animal expulsa durante su sufrimiento) tiene que ver con cuestiones humanitarias. Lamentablemente, por lo que se ve tal iniciativa no prosperará en los órganos legislativos (al menos por ahora, pues la historia no se puede detener). Y es que tal parece que muchos se solazan en al maltrato a los animales, que gozan matándolos. Basta recordar un tuit de Eugenio Derbez recomendando ver un video acerca de cómo se fabrica el paté de foie gras (@Eugenio Derbez).Ya nadamás faltaba el “numerito” del rey de España, en Bostuana, África, en un zafari para cazar elefantes, lo que por fortuna le valió múltiples críticas, incluida una despiadada del caricaturista El Roto, del diario El País, quien publicó el martes una caricatura simple pero contundente: una solitaria corona dorada y una leyenda: “Demasiada corona para tan poca cabeza”. Estamos en el siglo XXI, puerta de entrada al tercer milenio, y uno de los propósitos del hombre es alcanzar el humanismo y los valores. Y sin duda uno de los más importantes valores es el respeto a los animales, no sólo la creación de empleos a costa de su depredación (esencia del neoliberalismo), o el mantenimiento de tradiciones (en aras de una cultura mal entendida), sin importar el sufrimiento animal. De seguir así, es ocioso preguntemos por qué la propia vida humana nos importa cada día menos. [email protected] www.edicionesmagno.com twitter: @miguelcamposram blog:www.elpanoptico.bligoo.com.mx
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