Agencias México, DF.- Ayer el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) llegó a 25 años de creación. Sin embargo, desde sus inicios, el organismo ha enfrentado diversos problemas. Los expresidentes Salinas, Zedillo, Fox y Calderón no avanzaron más allá de un decreto para operar la política cultural. Y sigue el sendero sin vuelta con Enrique Peña Nieto. A este callejón sin salida se suman, con escasos méritos, varios miles de legisladores según el nicho: en la Asamblea del Distrito Federal, en las cámaras de Diputados y Senadores, en los congresos locales. También secretarios de estado, sobre todo de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), piedra de toque para cualquier ajuste de paradigma de la Administración Pública Federal. En la refriega, los titulares del Conaculta se han inclinado por no alterar lo que Salinas instaló. El actual presidente, Rafael Tovar y de Teresa, suma 9 años, 8 meses, Sari Bermúdez cubrió su sexenio. Flores Olea logró más de tres años, Sergio Vela más de dos y Sáizar casi cuatro. Más los funcionarios en todos los organismos del Consejo y los trabajadores sindicalizados que llevan 25 años en la negación. Y tantos que, incontables, dan sentido a la vida cultural del país, que son ecosistema del aparato institucional y del sector cultural en su más amplia acepción. Por otra parte, el presidente presentó al Ejecutivo federal el Programa Especial para Cultura y Arte 2013-2018. Tovar y de Teresa definió cinco puntos estratégicos para adecuar el quehacer gubernamental a las necesidades actuales del país. Ante el presidente Enrique Peña Nieto y miembro de la comunidad cultural y artística de la nación, reunidos en el Museo Nacional de Antropología, Tovar y de Teresa habló de equidad en el acceso a la cultura, aprovechamiento de la infraestructura en la materia, uso de las plataformas tecnológicas y estímulos a los creadores, entre otros temas.