Jorge Ibargüengoitia, la ironía de la literatura

El escritor mexicano hubiera cumplido 86 años de vida este miércoles, su repentina muerte se llevó a uno de los más grandes literatos  Agencias  Jorge Ibargüengoitia, una de las figuras representativas de la literatura mexicana contemporánea dejó una prolífica obra, producto de una crítica reflexiva al sistema de poder, este martes, el grandioso escritor hubiese cumplido 86 años si el 27 de noviembre de 1983, eñ Boeing 747 en el que viajaba no se hubiera estrellado en Madrid. La capacidad de observar con agudeza su tiempo y su entorno, aunado al sentido del humor e ironía que lo caracterizaban, lo llevó a experimentar nuevas formas narrativas en las que dejó su peculiar sello personal, según sus biógrafos y estudiosos de su obra. La trayectoria que –a veces por vocación y a veces por azar– trazó a lo largo de su historia, fue diversa, y resulta complicado ubicar con precisión al guanajuatense en los disímbolos periodos de su vida. Ibargüengoitia dejó huella personal en el lector al introducir en sus ficciones una serie de guiños a las cosas, ciudades y situaciones que acontecían en su vida cotidiana. Jorge Ibargüengoitia fue ante todo un literato con alto sentido crítico. El humor de sus cuentos, sus novelas, sus obras teatrales y sus artículos periodísticos es de un sarcasmo fino y salvaje. El escritor nació el 22 de enero de 1928. A los 18 años, el autor de Los relámpagos de agosto ingresó a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ibargüengoitia contaba que las mujeres entre las que creció, incluida su madre, esperaban que fuera ingeniero y que recuperara la fortuna que alguna vez ellas habían tenido. Sin embargo, a los 21 años, Jorge decidió abandonar la carrera para dedicarse a escribir. Entró a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y se inscribió en la clase de Composición Dramática, que en ese entonces encabezaba Rodolfo Usigli, quien fue el responsable de darle confianza al joven escritor. Le dijo que tenía facilidad para el diálogo: “Con eso me marcó: me dejó escritor para siempre”, escribió el guanajuatense en Jorge Ibargüengoitia escribe de sí mismo, que se encuentra en el libro Instrucciones para vivir en México. La ley de Herodes, Sálvese quien pueda y Los relámpagos de agosto, son algunos de los escritos más sobresalientes de este escritor que en el año de 1951 ingresó a la carrera de Arte Dramático en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM en la que permaneció hasta 1954. A la par del arte por la escritura, se desenvolvió en el teatro. Su trabajo como crítico teatral en la revista de la Universidad de México comenzó en 1961 y concluyó en 1964 tras la violenta crítica que realizó contra Landrú de Alfonso Reyes, que causó la indignación de los medios. Como escritor de obras teatrales destacan: Cleotilde en su casa, La lucha con el ángel y El loco amor viene, ésta última la cual le valió el primer premio en el Concurso de Creación de Obras Teatrales, convocado por el Ateneo Español de México. En 1962, escribió su última obra de teatro El atentado, farsa histórica que recibió el Premio Casa de las Américas y tres años después su primera novela titulada Los relámpagos de agosto, con la que ganó por segunda ocasión el Premio Casa de las Américas. Maten al león, Estas ruinas que ves, Las muertas, fueron las novelas que dieron despunte a su vida y por algunas de ellas obtuvo varias distinciones. En 1964 recibió de nuevo el Premio Casa de las Américas por Los relámpagos de agosto, su primera novela, en la que abordó la última parte de la Revolución Mexicana basándose en las memorias de un general revolucionario, una forma común en el México de entonces.
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