“Al dormir y despertar pienso en música” 

Las obras del poblano Federico González han sido presentadas en diversos países y son composiciones para voz y piano, sinfónica y electroacústica Luis CONDE Con el gusto por la música y rodeado de sonidos desde pequeño, Federico González Orduña es un compositor poblano que relata su experiencia de vida en este arte. Dentro de las instalaciones donde también cumple como docente, Federico recuerda que su primer acercamiento a la música se dio desde joven, pues sus hermanos lo rodearon de aquellos sonidos que provenían de las teclas del órgano de la familia. Del mismo modo, recuerda con alegría que la música tocó a su puerta cuando tenía 5 años, cuando le gustaba oír a través de la pared aquellos sonidos que se distorsionaban, “me gustaba escuchar cómo se distorsionaba el sonido a través de los objetos”, afirma. A pesar de contar con habilidades musicales muy desarrolladas para su edad, tuvo algunas dificultades cuando quería adentrarse en el mundo de la música: “Yo quería estudiar pero mi mamá no me dejaba”, comenta entre una leve sonrisa mientras menciona que fueron sus primos quienes lo llevaron a inscribirse por primera vez en una escuela de música cuando tenía 11 años de edad. De esta manera el gusto por el música creció y a lo largo de su carrera como compositor sus obras han sido interpretadas en países como Estados Unidos, Alemania, Colombia, Inglaterra, Puerto Rico, Colombia y España, siendo obras y composiciones para piano y voz, así como música de cámara y electroacústica. Reconocimiento Durante su vida, no sólo como músico, sino también como docente, Federico ha compartido el escenario y sus ideas con personas de talla internacional, quienes le han pedido composiciones o interpretar como solista algunas piezas, además de haber colaborado con la musicalización de la película Puebla, sinfonía inaudible, del director Juan Manuel Barreda Ruiz. El primer lugar donde tuvo reconocimiento internacional fue en España, donde dio a conocer su obra gracias a una convocatoria, y de la cual, confiesa, no tenía demasiadas ilusiones; sin embargo algo que lo marcó como músico, fue ser invitado a interpretar una pieza en compañía de la sinfónica de Puebla “se siente bien padre”, menciona en medio de risas impregnadas de nostalgia. Obstáculos Además de las satisfacciones y múltiples experiencias en el campo artístico, la vida de Federico González ha tenido algunos tropiezos. A raíz de un accidente que lo mantuvo en coma inducido durante dos meses, Federico recuerda que al despertar, la pregunta que rondó su mente de manera constante fue “¿podré volver a tocar?”, por desgracia, aquello que había aprendido y disfrutado, había quedado en el olvido. Pese a eso, no se dio por vencido y decidió volver a componer, así como estudiar piano, lo que lo llevó a componer la obra Diálogos inconscientes, misma que escribió a petición de un estudiante y concertista, con lo cual retomó la vida a la que estaba acostumbrado. Proyectos Dentro de su vida diaria, González Orduña detalla tres aspectos, que para él son fundamentales: su vida como compositor, su vida como docente, que lo “nutre y motiva”; y tocar el piano, “no puedo dejar de tocar”, menciona orgulloso. “Al dormir pienso en música y despierto pensando en música”, dice sonriente mientras trae a la memoria aquellas experiencias, vivencias, desvelos, risas y sacrificios que la música le ha otorgado, y a pesar de ser un camino lleno de obstáculos, Federico se mantiene firme en su avance, pues ahora busca obtener una beca en la categoría Creador Nacional, a cargo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), y demostrar que su meta es cosechar éxitos y experiencias.
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