Se conmemora el segundo aniversario luctuoso del artista visual; el creador de las portadas de agrupaciones como Pink Floyd, Led Zepellin, Cramberries, entre otras, dejó un legado en el diseño musical Raquel TORIBIO Con un diálogo musical entre el arte, la filosofía e imágenes, el género del rock fue uno de los movimientos que no sólo impactó en los niveles comerciales de audiencia, sino que se convirtió en un fenómeno cultural lleno de identidad y desafío para las convenciones determinadas en una época, siendo esta la década de 1960. Entre los diferentes movimientos sociales que imperaron en esta época, tales como la guerra de Vietnam, luchas por el reconocimiento de derechos civiles, el enfrentamiento de la guerra fría, una generación de cantautores señaló al ritmo de guitarras eléctricas sus manifiestos, todos ellos cargados con una decisión radical que optaba por el pensamiento libre. De esta manera, en los 70, grupos como Pink Floyd, Led Zeppelin, Scorpions y Black Sabbath abrieron el camino para que nuevas agrupaciones continuaran con la evolución de este fenómeno, con una nueva propuesta sonora, tales como The Cranberries, The Mars Volta y Muse. Sin embargo, el común denominador de estas agrupaciones no versa sólo en una propuesta musical contestaria o experimental, sino en la discusión entre el discurso de un material musical y la presentación iconográfica de este, que orillaron a que un genio creara la imagen de un proyecto sonoro: Storm Thorgerson. El genio detrás de la portada Storm Thorgerson nació el 28 de febrero de 1944 en Potters Bar, Inglaterra. Su curiosidad creadora permitió que estudiara Inglés y Filosofía en la Leicester University, en 1966, además de una maestría en Artes del Royal College of Art London, en 1969. Un joven Thorgerson se perfilaba como un posible cineasta, sin embargo, la intervención de tres amigos que solicitaron sus servicios para crear una portada de un disco cambió los planes del artista. Estos fueron Syd Barrett, David Gilmour y Roger Waters. Así la historia del rock dio un giro transcendental. Pink Floyd, primeros trabajos Su creatividad lo llevó a crear la carátula del álbum Saucerful of Secrets en 1968, por lo que las artes gráficas serían la nueva especialidad de Thorgerson. No obstante, sus siguientes pasos fueron más certeros al llegar la oportunidad de crear Hipgnosis, su propio colectivo diseño gráfico de Inglaterra que revolucionó el diseño musical. De esta manera, la calidad musical de Pink Floyd encontró una proyección iconográfica en los diseños de Thorgerson, dando paso a una de las portadas más emblemáticas del rock: Dark Side of the Moon, en 1973. Creador e imaginación La capacidad imaginativa de Thorgerson fue aplaudida por muchos, incluso, el escritor Douglas Adams llegó a presentarlo como “el mejor diseñador de discos en el mundo”. Por este motivo, sus siguientes trabajos lo llevarían a un nuevo nivel creativo al realizar las portadas de discos de Led Zeppelin (Presence, Houses of the Holy e In Through the Out Door), Black Sabbath, (Technical Ecstasy), Genesis (The Lams Lies Down on Brodway), entre otros. Al paso del tiempo, su estilo ya conocido y difundido interesó a nuevas bandas, quienes transmitieron en sus imágenes su voz e influencia. Es así como Audioslave (Audioslave), Muse (Absolution y Black Holes and Revelations), The Cranberries (Bury the Hatchet) y The Mars Volta (De-Loused in the Comatorium y Frances the Mute) promulgaron una identidad en sus letras acompañadas por las fotografías y trazos de Thorgerson. Influencias y técnicas En el universo de Thorgerson se fusionan diversos elementos gráficos a base de movimientos culturales como el surrealismo y otras vanguardias. Asimismo, la presencia de animales y seres oníricos, paisajes extraños y juegos de perspectiva y tonalidades están presentes en sus portadas. Además, la influencia de artistas visuales como Man Ray, Magritte, Picasso, Kandinsky, Juan Gris y Ansel Adams se muestran en sus diseños. Por otra parte, en la fotografía se caracteriza por un uso limitado del retoque digital así como la manipulación del objeto como figura central, donde el simbolismo juega un papel importante. Asimismo, el artista solía decir que para diseñar sus portadas tenía que escuchar la música, leer las letras y conversaba con los músicos. Se veía como un traductor de la música: “La gente me paga por mis pensamientos y mis sueños. Pienso que en eso soy muy afortunado”, dijo. |