El mural titulado Fraternidad, hecho en 1968, fue obsequiado por el pintor oaxaqueño y el gobierno mexicano en 1971 Redacción Después de ser restaurado el mural Fraternidad del pintor oaxaqueño Rufino Tamayo, la obra ha sido reinstalada en el vestíbulo principal de la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York. El mural realizado en 1968 y obsequiado a la ONU en 1971 fue restaurado por especialistas del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). La titular del INBA, María Cristina García Cepeda afirmó que “para México es un honor que el mural Fraternidad reciba a los visitantes en este recinto. Alrededor del fuego se gestaron todas las culturas que nos dieron un legado en el que la hermandad y el entendimiento fueron la base sobre la que se construyeron las grandes civilizaciones de nuestro mundo. El fuego y la danza son también el saber y el conocimiento, la conexión con nuestro pasado, del que hemos tomado lo mejor para levantar nuestro propio presente. “Como pueden ver, el elemento central de la obra es el fuego, en la paleta única de ocres, naranjas y amarillos del maestro Tamayo, rodeado por el cielo y la tierra, que complementan los elementos que conforman nuestro universo”. García Cepeda recordó que Fraternidad fue creado para la Feria Internacional Hemisfair 68, en San Antonio, Texas, y comisionado por el maestro Fernando Gamboa. “Después de su presentación en San Antonio, Tamayo deseaba que el mural Fraternidad estuviera en un lugar que representara el sentido por el que fue creado, y qué mejor sitio que la sede de la ONU. Cuando por fin se inauguró la obra en la ONU, el 28 de septiembre de 1971, Tamayo dijo una hermosa frase: ‘Pinté los colores de fuego. Las llamas en sí son el símbolo más importante de esta obra, porque sin fuego, sin pasión, el amor no es posible”, compartió. Restauración En una ceremonia el mural fue develado luego de que en 2009 fuera enviado a México para su remoción y exhibición. “Esta hermosa obra regresa a donde pertenece, luego de haber estado en México, para ser restaurado por expertos del INBA, en el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble. Esto fue posible con el generoso apoyo económico del Congreso de Durango, en cuyas instalaciones estuvo expuesto y fue disfrutado por el público mexicano durante cuatro años”, aseguró. Según el análisis de los especialistas, la directora general del INBA indicó que la obra se encontraba en condiciones estables en general, con algunas zonas blanquecinas como efecto de los cambios de temperatura y humedad, así como acumulación de polvo, tanto en la superficie pintada como en el reverso. Dado el peso de la obra, esta presentaba pérdida de tensión, lo que había ocasionado algunas deformaciones en la zona central. Adicionalmente, se encontraron algunos pequeños rayones, golpes y zonas con erosión. El proceso de conservación realizado en México por restauradores del Cencropam duró tres meses y consistió en limpieza, eliminación de las deformaciones del lienzo, fijado del color en las zonas inestables y reintegración cromática en áreas puntuales. Se construyó también un nuevo marco de aluminio y madera, a fin de corregir las condiciones de montaje en el muro. Estos trabajos se complementaron con acciones de conservación preventiva, realizadas dos veces al año, durante la estancia del mural en Durango. Se diseñó también un embalaje adecuado para su traslado. |