José Alfredo Jiménez, El Patrono de las Cantinas

Enamorado sin remedio, parrandero por placer y portavoz de muchos sentimientos, así era el cantautor y sus canciones siguen vigentes  Agencias

 Este 19 de enero el llamado El hijo del Pueblo hubiera cumplido 90 años de edad. Es recordado por crear una gran cantidad de temas, entre ellas, rancheras, huapangos y corridos, todos reconocidos por su calidad y su sencillez armóni­ca, melódica y lírica.

Dotado de una extraordina­ria fecundidad creativa, fue uno de los más destacados representantes de la canción ranchera. Temas como El rey, su canción más popular, le hicieron famoso en México y en todo el mundo.

Vida

Su nombre completo es José Alfredo Jiménez Sandoval, nació en Dolores Hidalgo, Guanajuato, el 19 de enero de 1926, es hijo de Agustín Jiménez Aguilar y Carmen Sandoval. Tuvo tres hermanos: Concepción, Víctor e Ignacio.

Desde niño lo apodaban Fello, ya como un artista consolidado le decían El Em­bajador de la Música Ranchera Mexicana, El As de la Música Ranchera y El Hijo del Pueblo; por su gusto por el alcohol y la parranda le llamaban El Patrono de las Cantinas.

Al quedar huérfano de padre, a los 10 años, impulsado por la necesidad abandonó Guanajuato para instalarse en la Ciudad de México con su tía Refugio (Cuca), tiem­po después su mamá y hermanos lo alcanzarían.

Destacó como portero a los 18 años y jugó en Primera División con los clubes Oviedo y Marte.

Fue mesero en el restaurante de antojitos yucatecos La Sirena, donde también cantaba con el grupo Los Rebeldes. El lugar era frecuentado por Andrés Huesca, quien oyó hablar de él; grabó el tema Yo y lo encaminó a la fama.El alcohol mató a José Alfredo Jiménez. Murió de una cirrosis hepática el 23 de noviembre en la Ciudad de México a los 47 años.

Enamorado sin remedio

José Alfredo invitaba a Chavela Vargas a dar gallo en la Ciudad de México a las conquistas de ambos, acom­pañados sólo por una guitarra y una botella de tequila, se entendían bien “de borracho a borracho”, había perfecta compli­cidad y la gente que los veía en la calle no sabía si la serenata era para la novia de Chavela o la de José Alfredo.

Sin educación musical y sin saber tocar los instrumentos, José Alfredo silbaba el ritmo que le gustaba para las canciones y Rubén Fuentes le hacía los arre­glos musicales para que lo acompañara el Mariachi Vargas de Tecalitlán.

Para pedirle matrimonio a Paloma Gálvez compuso el tema Paloma queri­da y se la cantó en una serenata. Se casó con ella y tuvo dos hijos: José Alfredo y Paloma. Con la canción Serenata sin luna desvaneció una leve diferencial conyugal que los mantuvo separados.

Además del alcohol, su otro vicio era el amor por las mujeres. Su táctica se seducción era escribirles canciones.

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