Revela Botero secreto de su juventud

El pintor y escultor afirmó que la celebración de sus 90 años será en Medellín porque no quiere que sus paisanos se pongan celosos Agencias BOTERO

Fernando Botero, pintor y escultor colombiano, quien expone su obra en Shanghai, reveló el día de ayer su secreto para man­tenerse joven no obstante tener casi 84 años cumplidos.

“Que me digan Fer, eso es muy importante... Si los nietos le dicen a uno abuelo es terrible”, dijo entre risas el reconocido artista.

Pese a que ha vivido en muchas ciudades del mundo, Botero no dudó en afirmar que la mejor es su natal Medellín, departamen­to de Antioquía, donde nació el 19 de abril de 1932. También sostuvo que su licor preferido es el aguar­diente y su comida predilecta los frijoles. “Paisa hasta la muerte”, observó Botero para hacer énfa­sis en las bondades de Colombia, donde llaman paisas a los habitan­tes de Antioquía.

“No quiero que me recuer­den... Quiero seguir vivo toda la vida”, agregó.

Recordó como un hecho dra­mático en su vida el accidente auto­movilístico de 1974 en el que per­dió la vida su hijo Pedrito, quien tan sólo tenía cuatro años.

“Todo el que haya perdido un hijo sabe cómo es de duro”, mani­festó Botero, también padre de Fernando, Juan Carlos y Lina.

El artista, cuyas figuras regor­detas le han dado la vuelta al mun­do y se han convertido en emble­ma del arte colombiano, hizo hin­capié en que lo material no lo des­vela ni lo apega. De hecho, gran parte de su obra la ha donado a museos de Bogotá y Medellín.

En abril de 2012, cuando cum­plió 80 años, dijo a The Associated Press en referencia a sus donacio­nes: “Yo siento más placer dando que recibiendo”. Agregó que las ha hecho “porque amo a mi país y porque yo creo que todo el mundo debe contribuir a la prosperidad”.

Sobre el momento político que vive el país, cuando el gobier­no nacional y las rebeldes Fuer­zas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) parecieran estar a punto de sellar un proce­so de negociación para poner fin a más de 50 años de confrontacio­nes entre las partes, comentó: “Yo he pintado la paz en todos mis cua­dros. Mis cuadros reflejan un mun­do feliz de Colombia”.

El amor, dijo, ha sido clave en su obra. Subrayó que lleva más de 40 años enamorado de su esposa Sophia Vari.

La infancia de Botero, cuya obra abarca más de medio siglo de pin­turas, dibujos y esculturas, trans­currió en una escuela de toreo don­de fue matriculado por uno de sus tíos, pero pronto dejó el mundo de la tauromaquia, aunque regresaría a él años después en sus cuadros.

Su vida artística alzó vuelo a los 14 años, cuando decidió que se dedicaría a las artes. Su madre, Flora Angulo, lo apoyó en su deter­minación, pero con la advertencia de que sería él mismo quien conse­guiría el dinero para sus estudios.

Con disimulo, Botero ha dicho que la celebración de sus 90 años será en Medellín porque, advirtió, no quiere que sus paisanos se pon­gan celosos. Siempre ha sostenido que quiere pasar sus últimos años en su tierra natal

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