En 1990, después de la caída del muro de Berlín, el británico realizó uno de los conciertos más importantes de su carrera como solista
En el año de 1990, ocho meses después de la caída el muro de Berlín, el músico británico Roger Waters realizó uno de los conciertos más icónicos en su carrera como solista. The Wall–Live in Berlin fue un concierto que se realizó en un terreno entre PotsdamerPlatz y la simbólica Puerta de Brandenburgo, lugar que antiguamente era conocido como "tierra de nadie". La presencia del músico en esa zona, con su emblemático disco, sirvió para conmemorar la caída del Muro de Berlín que se había llevado a cabo tan sólo ocho meses antes. Hay que recordar que el Muro de Berlín se mantuvo firme por más de 28 años, dividiendo así a la ciudad en dos, en la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana. Cerca de 45 kilómetros de muro dividían la ciudad y siempre funcionó como un símbolo que separaba oriente de occidente en la Guerra Fría. De esta forma, su caída representó entonces la disolución de ideologías y la unificación de un país que había quedado artificialmente divido, el cual privó a la sociedad de un contacto cultural entre ambos lados. La caída de este muro fue celebrada por un sinfín de personas en todo el mundo pues muchos, hasta los más conservadores, lo observaban como el claro ejemplo de la falta de empatía, comunicación y acuerdos en una nación, el cual pasó por encima de su propia población y tajantemente les prohibió su libertad. Los nombres de las celebridades que exigían la ruptura del muro eran varios, entre estos se encontraba Roger Waters, quien en el programa de radio In the Studio with Redbear en 1989 indicó que "la única manera de resucitar una actuación en directo de The Wall sería si el Muro de Berlín cayera" -hay que tener en cuenta que en ese momento se encontraba peleado con los demás integrantes de Pink Floyd por cuestiones legales-. Cuatro meses después, la noche del 9 de noviembre el muro cayó y Waters cumpliría su palabra. El conciertoWaters ofreció un enigmático concierto de dos horas donde se reunieron más de 250 mil personas y justo antes de la actuación se le permitió el acceso a otras 100 mil. El evento fue transmitido en vivo en 52 países distintos y logró una empatía tan sublime que seguro puede considerarse como uno de los conciertos más simbólicos. La idea era donar todas las ganancias más allá de su inversión para el Fondo Memorial de Ayuda para Desastres, una organización benéfica fundada por Leonard Cheshire que tenía como misión calmar el impacto de cualquier guerra o desastre natural en Europa. The Wall es un grito a las represiones sociales que nos privan cada vez más de la libertad humana. Los ladrillos representan los fracasos vitales que se van acomodando hasta crear un muro que nos despoja del mundo real. Sin duda concepto que encajaba a la perfección con el Muro de Berlín y el sentir del pueblo alemán. Alemania sufrió, en ese momento, la privación de la cultura, en donde difícilmente artistas podían ofrecer conciertos y en donde la música del momento tenía que ser vendida clandestinamente, ese era el contexto en el que Roger Waters ofreció un concierto meses después de casi 28 años de privación, indudablemente todos querían correr a que los amplificadores volaran sus tímpanos. Waters no defraudó con su espectáculo, no escatimó ni un centavo y llevó toda su parafernalia para ofrecer el show completo en donde se pudiera disfrutar el performance a gran escala. El músico británico convocó a Van Morrison, integrantes de The Band, Joni Mitchell, Sinéad O'Connor, Marianne Faithful, Ute Lemper, Cindy Lauper, The Scorpions, Bryan Adams, Thomas Dolby, entre muchos más. A pesar de que muchos fanáticos hubieran deseado que David Gilmour, Richard Wright y Nick Mason estuvieran presentes en un momento tan histórico, el show cumplió el objetivo, simbolizó la caída. Los Datos
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