Comparte sentimientos en un plato

Cerca de 200 personas al día son las que visitan El don de Bertha atendido por la ganadora de Master Chef México en 2016

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Karen ROJAS  | “En la vida fui soñando con algún día tener mi propia cocina” Comparte sentimientos en un plato

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A tan sólo un mes de que El don de Bertha abrió sus puertas, ya son cerca de 200 personas diarias las que se acercan a probar el sazón de la comida de Bertha López Garrido, quien fue la ganadora de la competencia Master Chef México en su edición 2016, y que por fin comparte con los poblanos su talento culinario.

Junto a la señora Lilia, su hermana Mary, doña Alicia, quien tiene 76 años, y por temporada vacacional con sus sobrinas Ana, Andrea, Nadia y Karla, es que Bertha día a día se esfuerza por continuar con el que un día fue un sueño y ahora es una realidad. 

Una triunfadora, muy buena persona, una gran cocinera, persona admirable y ejemplo a seguir es como su equipo de trabajo la describe, y es que la poblana con su gran carisma y arte con la comida ha logrado conquistar muchos corazones. El Popular, diario imparcial de Puebla, se metió hasta su cocina, y entre sartenes y ollas de comida, platicó su experiencia.

¿Cómo es que decides, por fin, a abrir tu local?

-La verdad es que eso sólo ha sido cumplir un sueño que he tenido desde que era niña. Siempre jugaba a la tiendita de la cocina y pues en la vida fui soñando con algún día tener mi propia cocina. Se da la oportunidad de llegar a Master Chef y ese fue el punto que me abrió las puertas para cumplir muchos de los sueños, y ahora me la da al poder abrir la cocina para compartir mi sazón, la comida y todo lo que yo soy con la gente.

¿Que estuviste haciendo a nivel personal desde que saliste ganadora en la edición 2016 de Master Chef para luego proyectarlo en la apertura de tu cocina?

-Pues estuve un poquito ahí en Qué hay de comer conduciendo con Omar Fierro, me dieron la oportunidad de enseñar una receta diaria y a mí me cantaba, pero así son los proyectos, todo termina. Me fui a Monterrey con el chef Herrera y ahí estuve unos meses, después me dieron el curso en España, regreso a Puebla y ya un poco más despejada, empezando a poner todo en orden,comencé a buscar local. Inicio de cero, yo siempre decía: "El día que yo ponga la cocina voy a tener que comprarme hasta la primera cuchara", y así lo hice. Sí ha costado mucho trabajo, son días sin descanso, pero muy satisfecha de la respuesta que he tenido de la gente porque ha venido con mucho cariño, con muchas ganas. Todavía a dos años de que se terminó el programa, aún la gente me sigue queriendo, me sigue apapachando, me sigue felicitando, entonces yo estoy feliz, con muchas ganas, haz de cuenta que me inyectan esas ganas de seguir guisando porque sé que estoy logrando lo que yo quería, que era transmitir los sentimientos a través de un plato.

¿Qué sientes al ver a los comensales en tu local sentados en tus mesas?

-Mucha emoción, pero a la vez demasiado compromiso. Tenían razón los chef en decirnos: "El trabajo de cocina esa es la realidad", y ahorita yo lo estoy viviendo, es mucho compromiso, es mucho estrés, mucho de querer sacar lo mejor. Y pues yo soy la que se encarga de ir a hacer el mandado, de guisar, de que todo esté bien, entonces vamos aprendiendo poco a poco porque yo no era experta en el negocio, pero muy contenta y muy agradecida con la gente que ha venido a comer y que se ha ido con buen sabor de boca.

¿Cómo es un día en la cocina de Bertha?

-¡Nombre, creo que es demasiado estrés! Es de levantarse como todos los días, lo primero es bañarse, porque a veces ni me da tiempo de desayunar, por aquí me baño y corro a la central a hacer mis compras, porque me gusta tener todo fresco y escogido por mí, entonces ahorita me estoy dando el lujo al poder hacerlo. Luego vengo a la cocina, empiezo a arreglar todo, picar, pelar, sazonar, cortar, que todo esté en orden; y yo soy la que empieza a guisar.

Ahorita es poco lo que estoy haciendo, pero es demasiado intenso, ha habido ocasiones en las que no he terminado de guisar y la gente ya está tocando. Desde que abrimos no hacemos parada en todo el día.

¿Cuál es la diferencia de trabajar en una producción como lo fue Master Chef y hacerlo en tu cocina, con tu equipo, en un ambiente más familiar?

-La diferencia es que ésta es la realidad, y es mi realidad, es mi responsabilidad y es mucho más fuerte que allá. Aquí yo tengo que ver desde pagar la renta, que si el comensal no está a gusto con la comida, que si se cayó el agua, que si se está quemando la tortilla... son mil cosas, entonces aquí es la realidad, pero lo estoy disfrutando y sigo aprendiendo y eso me encanta. Gracias a Dios tengo un equipo que me está respondiendo, yo les digo que hay que echarle ganas porque si le va bien a uno nos va bien a todos, cada quien cumple con su función y lo trata de hacer bien, bonito y de buen modo.

¿Qué viene después, qué tienes en mente?

-Pues ahorita cimentar bien esto, el poder estar más segura, por ahora mi único fijo es esto que es lo que tengo ahorita, ya cuando Dios quiera y estemos más acomodados y más tranquilos, ya a ver que viene pero yo sí siempre he sido una persona que le gusta aprender cosas nuevas, conocer gente (...). Yo creo que es poco a poco, Dios te va dando las cosas como tú las vas requiriendo y uno no puede adelantarse, ahorita tengo esto, lo estoy disfrutando al máximo. Dios dirá que viene después.