Un escritor no debe temerle al infinito: Mónica Rojas

La narradora poblana presentó su más reciente obra Hacia ninguna parte, donde recupera la memoria de Frania, quien llegó como refugiada

Con una historia sobre Frania, una mujer polaca que sufrió los estragos de la segunda guerra mundial, Mónica Rojas presenta su más reciente libro Hacia ninguna parte, editado por Caligrama. "Su generación está marcada por los nazis, el régimen soviético, o los exilios", aseguró en entrevista exclusiva para El Popular, diario Imparcial de Puebla.

¿Cómo incursionas en la escritura, entiendo que trabajaste en La jornada y en La voz pero, además,en nota roja?

-Sí, la nota roja es un tema en donde puedes ver lo más trágico de la humanidad, pero, además, lo más bonito, porque cuando ocurre una tragedia la gente sale a solidarizarse, así que esto me enseñó la belleza dentro de la tragedia. Yo empecé a los 19 años en La jornada de Oriente, trabajaba y estudiaba Comunicación, quien me recibe fue Martín Hernández Alcántara, él era el que me decía cómo escribir, me orientaba, ya sabes la pirámide invertida; posteriormente por temas de horario, me voy al diario La voz,ahí cubro temas de justicia más que nota roja, la parte de Derechos Humanos; el siguiente medio fue Televisa Puebla, no me gustó la televisión; así que siempre estuve en esa dirección.

¿Cómo vinculas en Suiza, país donde radicas, lo aprendido en la carrera de comunicación?

-Bueno, sobre todo trabajo la parte escrita de comunicación, allá tengo un programa de radio en internet http://www.lora.ch donde abordó temas para niños.

¿Qué tan complicado fue para ti publicar la primera obra?

-Yo me dediqué a escribir de manera amateur hasta que conocí al doctor José Hernández Moreno, el astronauta que trabaja en la NASA, quien viajó al espacio en 2009;él estaba buscando una biógrafa y yo levanté la mano, aunque tuve que participar en un casting por parte la editorial, después de eso me llaman de la editorial y me dicen que habían elegido mi estilo, así que en ese momento tuve que dejar todo porque me dijeron "tenemos que lanzar el libro cuando José Hernández cuando regrese del espacio", así que yo tenía ocho meses para investigar y escribir El cosechador de estrellas, tuve que dejar los medios de comunicación y dedicarme a escribir, en 2010 en libro salió publicado. El periodismo me ayudó mucho para hacer este libro por el trabajo de investigación y categorización del información, además, como es una biografía tienen un rigor periodístico. Posteriormente escribí un libro infantil que se llama El niño que tocó las estrellas.

A propósito del libro Hacia ninguna parte que estás promocionando ahora en México ¿cuándo se gestó la historia de lo que sería este libro?

-Este proyecto lo comencé en 2014 y pasaron cuatro años para concluirlo. Es un tema del cual yo desconocía muchas cosas, me sentía como la protagonista en medio de Siberia, buscando hacia todas partes información que fue difícil recopilar. La escritura de este libro implicó la lectura de 30 más. Estuve en Varsovia, Polonia, pero desafortunadamente no pude estar en la ciudad de la protagonista porque ahora pertenece a Ucrania. Lo que sucede es que durante la segunda guerra mundial, cuando los alemanes invaden Polonia, 15 días después la zona oriental fue invadida por el ejército rojo. Frania, protagonista de la historia, vivía en aquella zona. Después de esto 12,000 polacos fueron llevados a los campos en Siberia los gulag, de este modo vemos la historia de la vida del personaje en este espacio y luego cuando salen de ahí, resulta que el único país que recibe a esos huérfanos, a esas familias destruidas es México, la hacienda de Santa Rosa en Guanajuato fue el hogar de todas estas personas. Después de un largo viaje, mil 400 polacos llegan a México, pero ellos no pueden tener contacto con los mexicanos, la manutención de todos ellos será financiada por el gobierno polaco y el de los Estados Unidos, México lesofrece una residencia temporal pero dice que al término de la guerra tienen que regresarse a su lugar; sin embargo, algunos de ellos se casan y se quedan a vivir en México como es el caso de Frania.

¿Cómo fue tu relación de trabajo con Frania?

-Bueno, ella tiene 95 años actualmente, empezamos a trabajar el libro cuando tenía 91, fue muy difícil porque la gente que sufre algo tan impactante como una guerra, no habla, al principio no quieren hablar. Su generación está marcada por los nazis, el régimen soviético, o los exilios.

Pensando en esta idea de que hay libros dirigidos a uno como lector, ¿cuál de ellos marcó tu literatura?

-El Libro que a mí me marcó fue Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez, que justamente Martín Hernández fue quien me lo entrega cuando empecé a trabajar en La jornada. Me dijo "mira también puede haber mucho estilo y mucha belleza en la nota roja". Un libro que me influyó mucho fue Un día en la vida de Iván Denísovich de Alexandr Solzhenitsyn.

¿Tienes algún ritual de escritura?

-Fíjate que sí, yo no puedo empezar a escribir sin escuchar la voz de julio Cortázar y tomar una taza de café con leche.

Has incursionado en el relato

-Sí, escribo cuento también. Hace poco publiqué uno en Zurich, se llama La muerta, es de corte policiaco. Allá participé en un concurso y en realidad lo hice para practicar el idioma alemán; además, me gustan mucho los cuentos de crimen, de hecho estoy preparando una novela negra. He escrito desde historias para niños hasta el género negro, no creo que un escritor debe encasillarse, no debe temerle al infinito para ser muy versátil.

¿Cuál ha sido una de las experiencias que te ha dejado la escritura?

- Fue un texto de Pedro Ángel Palou, y aquí quiero aprovechar el espacio para agradecerle porque aunque no nos conocemos personalmente, él está en Massachusets y yo en Suiza, un día me escribió para felicitarme porque escribía muy bonito, yo tomé ese halago para sacar más, así que le escribí, quiero que sea usted honesto, le voy a mandar el libro y me gustaría que lo tuviera. Él ha sido el único escritor con el que yo he tenido un contacto, alguien que se ha tomado el tiempo de leerme y escribir una crítica constructiva.

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