Crea con su lente a testigos de la memoria
La Puebla que se resiste a morir es un proyecto que ha recopilado historias de vida, entre estos sitios está el Café Wimpi’s
Leonardo Herrera Mejía, preocupado por la gentrificación y locales de tradición en el Centro Histórico de Puebla, y apoyado por una beca del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA), se ha dado a la tarea de documentar sitios, que siguen resistiendo el paso del tiempo y que testifican la memoria viva de los propietarios de estos locales de hasta cien años de antuguedad. Para los propietarios, sus lugares de trabajo representan más que eso, es su fuente de economía, modo de vivir y hasta su propia vida plasmada ahí, comentó en entrevista para El Popular, diario imparcial de Puebla. Recientemente Herrera Mejía hizo la presentación de este proyecto, La Puebla que se resiste a morir, en el que hasta el momento ha recopilado diez historias de vida: los bordados de San Juan de los Lagos, el Café Wimpi's, las cemitas América, la Farmacia Universal, los sombreros de Casa Guerrero, la cerería El Faro, Renovadora de Calzado Jimmy, joyería y relojería Ángeles, la peletería Pegaso, y la Talavera Uriarte. Estas investigaciones formarán parte de un trabajo que pretende reunir otros diez sitios de tradición. Los documentos se publicarán en LadoB, Leviatán y Somos el Medio, además estarán disponibles para descangar en PDF a través de la web Revista217. ¿Qué detona el inicio deeste proyecto? -Está historia comenzó hace como 30 años, yo vivo en la periferia de la ciudad, mi papá me mandaba a comprar cosas al centro, a ciertas tiendas, yo llegaba y no las encontraba, pues compraba dónde podía y regresaba y me regañaba por no comprar donde me había dicho. Hace 2 años me di cuenta que me estaba pasando lo mismo, comenzaba a venir al centro a buscar tiendas que ya no existen, y entonces fue cuando comencé a pensar que sería necesario tener una memoria de estos negocios que poco a poco van desapareciendo, además de que algunos de esos negocios también involucran las tradiciones de los poblanos. No sé si tú sepas que, por ejemplo, el caldo de ajolote era típico de la ciudad de Puebla, y ahora ya no existe... Por un lado es documentarlo y dar también algún reconocimiento a las familias porque es su trabajo. Estos locales que resisten al paso del tiempo también se enfrentan al cambio de ideologías, ¿desde tu experiencia cómo percibes la situación? -Hay cosas que van desapareciendo, por ejemplo las velas se hacen con cera de abeja natural, su principal competencia desde hace varias decadas es la parafina, que es derivada del petróleo y con tiene un precio más bajo; después con las importaciones chinas llegaron otras que todavía son más baratas. El consumidor compra ceras, lo que me platicaba el señor es que usualmente sus principales clientes son de comunidades rurales y sobre todo de Iglesias y templos. La otra, por ejemplo, es la farmacia, ellos no pueden competir con las grandes cadenas que compran toneladas de cosas y pueden tener mejores precios. Las Cemitas América están compitiendo con cadenas de alimentos como Burger King, Kentucky, Domino's. Entonces, muchas cosas van cambiando, muchas cosas van entrando en desuso, la cuestión de la globalización sin querer también es importante. ¿Cuál es la reacción de los dueños de los establecimientos al rescatar estas historias de vida? -Haciendo esto, creo que lo primero con lo que nos encontramos es desconfianza, la inseguridad en el Centro Histórico genera que ellos tengan desconfianza. El señor de la farmacia en la trastienda tiene todos los frascos las herramientas de la época de la botica, pero no me dejó pasar, y yo lo entiendo, como dejas pasar un desconocido y además con cámara. En todos los negocios me he ido encontrando con cierta resistencia en un inicio, lo que me doy cuenta es que también ellos quieren platicar historias y que tienen muchas cosas qué decir, o sea, lo que viene en las memorias es un pequeño texto, y es nada en comparación con lo que ellos te quieren contar. ¿Se podrían equiparar estos negocios con las artesanías que de pronto quedan desvalorizadas por las grandes cadenas, la comercialización de lo chino, y la situacion de economía? -Sí, por ejemplo en Bordados San Juan de los Lagos ellos le siguen comprando las mismas señoras de San Juan de los Lagos que hacen los bordados y que incluso se tardan meses en hacer algún producto, y su principal competencia son las telas que vienen de China, que vienen impresas, son de una calidad más baja pero para la economía de la gente son de un precio más accesibles, entonces la artesanía local, que también es un trabajo muy complicado, muy completo, también va decayendo su precio y las posibilidades de la gente de comprar. ¿Qué hacer para revalorización ante la situación evidente de que las circunstancias los envuelven, tras lo que los negocios se adaptan, transforman o simplemente desaparecen? -Yo creo que nosotros como habitantes de Puebla y dependiendo de nuestras posibilidades es comprar con ellos, a veces hacer un poco de esfuerzo y pagar lo que valen las cosas. Creo son lugares a los que podemos acudir y ayudar a la economía local porque ese dinero que se queda en Puebla. Por otro lado, ser cuidadoso a lo que llaman la gentrificación del Centro Histórico, del quitar lugares tradicionales, casas para convertirlas en bares, creo que eso sí es algo que tenemos que pensar todos, o sea sí creo que hay un interés económico y político para convertir a Puebla es una ciudad gentrificada y yo creo que eso es parte también del valor de esos locales que se resisten a morir.
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