Pone el arte el balón en su ángulo
El deporte ha penetrado en lo más íntimo de las sociedades, ha inspirado a grandes artistas y escritores
Generalmente solemos emparentar el futbol con el espectáculo, quizá porque mueve grandes masas o por tener un carácter lucrativo. Ante ello, algunos piensan que es tal la fuerza de movimiento que el frenético deporte crea en las emociones, las sensaciones y hasta en las sociedades, que conjunta saberes, creencias y modelos de conducta social, lo que genera ciertos valores sociales y culturales vinculados al balón pie. Se cree que existe una supuesta incompatibilidad entre las letras y el fútbol; sin embargo, el deporte ha penetrado en lo más íntimo de las sociedades que hasta ha inspirado a grandes artistas y escritores, muestra de ello es el realizador de cine Pier Paolo Pasolini; el notable pintor, grabador y muralista Antonio Berni, quien pintó Club Atlético Nueva Chicago en 1937; o el francés Robert Victor Félix Delaunay, uno de los mayores impulsores del llamado orfismo, quien creo en 1913 la pintura L'Équipe de Cardiff.
Otro de los cuadros deportivos más tradicionales, es el del italiano Carlo Carrá, Hilary-Senhanli con Los espectadores de fútbol, Guillermo Martí Ceballos con Jugador del Barcelona, Todd White con Tattooingfootballs y William Reginald con Howebrowne'sWembleye incluso los españoles Pablo Picasso y Joan Miró, el primero hizo una escultura de 28 centímetros llamada Footballeur, expuesta en el Museo Nacional del Futbol de Manchester, por su parte Miró pintó lo que sería el afiche oficial de España 1982.
Vaya que hasta el escritor, dramaturgo, periodista, ensayista y Premio Nobel de Literatura Albert Camus, concedió palabras al deporte de pelota. El filósofo y también portero en su juventud, escribió el artículo Lo que le debo al futbol (Revista France Football, 1957). "Después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al futbol", escribió el filósofo francés. Pero no fue el único amante de las letras que dedicó palabras al futbol, el escritor y periodista Eduardo Galeano, unas de las figuras más destacadas de la literatura Iberoamericana, escribió El futbol a sol y sombra, un homenaje deporte y también denuncia a las estructuras de poder de uno de los negocios más lucrativos del mundo. En el texto el autor menciona que la tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohíbe la osadía.
También se cuenta en la lista al escritor mexicano Juan Villoro, con sus libros Balón dividido y Dios es redondo. En este último, el enviado especial a los mundiales de Italia 90 y Francia 98, hace una una crónica de la religión laica que llena los estadios, las mitologías y supersticiones de un deporte que ocurre tanto en la cancha como en la mente de los aficionados.
En Hambre de gol. Crónicas y estampas de futbol, la pelota une en una antología a personajes como MempoGiardinelli, José Woldenberg, Efraín Huerta, Miguel Hernández, Josefina Estrada, Pedro Ángel Palou, José Antonio Alcaraz, Marcial Fernández, Rafael Alberti y Juan Villoro. El texto habla sobre la reunión de esas amistades en torno a su pasión, y la serie de nombres y apodos, anécdotas y recuerdos fotográficos. También el libro El futbol. Mitos, ritos y símbolos donde Vicente Verdú trata de explicar por qué a los seguidores de un equipo influyen tanto sus victorias y sus derrotas; y a Javier Marías con Salvajes y Sentimentales, un libro que incorpora treinta nuevos textos, se habla de jugadores y aficionados, entrenadores y presidentes, derrotas y triunfos, de emoción y vergüenza; también del carácter casi cinematográfico de este deporte, de la cuidadosa memoria y el rápido olvido, del patriotismo, la celebración de los goles, los himnos, los andares y gestos llenos de significado. |