Analizan 50 años del linchamiento de San Miguel Canoa
Uno de los sobrevivientes del linchamiento contó su experiencia desde la narrativa
Con un conversatorio en el Museo de la Memoria Histórica Universitaria se con meraron los 50 años de la tragedia en Canoa, cuando cinco estudiantes de la universidad fueron linchados en el pueblo. El antropólogo Ernesto, quien desde hace 10 años hace trabajo de campo en el lugar y que recientemente publicó el libro "Canoa, pueblo urbano", destacó aquellas claves antropológicas del hecho. Reiteró la pregunta: ¿para qué traemos el pasado al presente?, indicó que la historia y la memoria construyen narrativas. "Lo que quiero decir que cuando traemos el pasado al presente debemos tener en cuánta razón desde que narrativa la estamos tratando de comprender y siempre cada hecho social va a tener puntos distintos y antagónicos, pero que forman parte de la misma construcción de la realidad". Afirmó que en relación a los sucesos del 14 de septiembre habría que distinguir entre la narrativa dominante y la narrativa dominada: De la primera habría que resaltar tres aspectos que la han construido y que generan un punto de vista: 1) el informe de la dirección general de seguridad, 2) los testimonios de los sobrevivientes, y 3) el libro Canoa, un crimen impune. Luego, habría que distinguir la narrativa dominante, el punto de vista de los pobladores de Canoa, que no se ha tomado mucho en cuenta. De él existen tres grandes antecedentes: 1) los relatos en torno a la Malintzi, 2) Los relatos relacionados a un ser mágico malicioso muy presente en la comunidad, y 3) los relatos en torno al linchamiento. Todo ellos son relato de la cosmovisión de Canoa que no se conocen. Tras conocer estos elementos, para la pregunta central primero habría que responder ¿quién habla?, ¿con qué elementos construye? y ¿para qué? "Un suceso se explica por muchas variables pero principalmente por los contexto, y contexto del 2018 es muy distinto al de 1968", apuntó el antropólogo y agregó: "Lo que propongo es por qué no escuchar a los canoas, la voz, la palabra de la población, de los descendientes de los actores en ese momento". Durante la charla, también se indicó que el trágico hecho afectó no sólo a los cinco estudiantes, sino que a partir de ahí se quebró el pueblo y es una situación por la que a los actuales pobladores se les sigue castigando. "¿Para qué traer el pasado al presente? Para dialogar con los otros sujetos. ¿Esa preguntas ahora las hacemos para conmemorar o para generar diálogo con los otros que existen, están presentes y que les ha afectado en su vida diaria desde hace 50 años?". Por su parte, Julián González Báez, protagonista del hecho, narró la experiencia desde su planeación una semana antes, el trayecto y la llegada al pueblo: "Sin incidente llegamos al pueblo alrededor de las 18:30. Empezó el agua muy fuerte, en la tienda norte nos permitieron estar en ella, compramos cosas y el agua no terminaba". "El agua continuaba y recuerdo que (golpeado y tirado en medio de la plaza) un campesino hablaba con otro de sus labores del campo, como si lo que vieran fuera normal... Yo pensaba: ¿Cómo es posible que su diálogo sea tan común?". A pesar de ello, dijo que, respondiendo la pregunta ya del antropólogo, el propósito de traer el pasado al presente porque desde el pasado sigue habiendo gente que es culpada por las acciones hace 50 años: "He convivido con la gente de Canoa, y ya gente a una generación de lo que pasó, siguen siendo señalados y es lamentable". Así, dijo que lo que lo que se debería hacer es investigar antes de agredir y canalizar a los medios legales para que se castigue.
Hoy Puebla ocupa el segundo lugar en linchamiento a nivel nacional y aún no existe una legislación sobre la justicia que se debe aplicar en estos casos.
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