“Teatro erige conciencia de lo que somos”

l dramaturgo señaló en entrevista que el teatro se vuelve indispensable, y la creación del espectador es una de las tareas que debe cumplir

“Teatro erige conciencia de lo que somos”
Archivo Agencia | Luis Fernando de Tavira. “Teatro erige conciencia de lo que somos”

"El teatro es sobre todas las cosas el arte de la persona, gracias al teatro los seres humanos nos concebimos personas, es el arte de los personajes, de la personificación, es el arte que interpela en el 'aquí y ahora' vivo del espectador para hablarle personalmente en un mundo masificado", dijo para este medio el dramaturgo, pedagogo y poeta mexicano, Luis Fernando de Tavira.

Por default se piensa que el teatro lleva de sí un compromiso social, no en todos los casos es así, ¿cómo se enfrenta el hecho dramático a la adecuación del entorno socialactual?

-De una manera urgente e indispensable, en una situación adversa. El teatro es sobre todas las cosas el arte de la persona, gracias al teatro los seres humanos nos concebimos personas, es el arte de los personajes, es el arte de la personificación, es el arte que interpela en el "aquí y ahora" vivo del espectador para hablarle personalmente en un mundo masificado, en un mundo despersonalizado, en un mundo absolutamente mecanizado, robotizado, en donde tal vez como nunca en la historia el teatro se vuelve indispensable.

¿Qué supone el teatro en las sociedades contemporáneas?, ¿cómo debiera entenderse?

-Esto no parece estar en la conciencia de la sociedad, por lo menos no en todas las sociedades y en la mexicana desde luego, porque el teatro ha sido alejado del derecho al teatro y la cultura de los ciudadanos, en un país donde el 90 por ciento de los mexicanos nunca ha ido al teatro, de qué hablamos. Por otro lado, cómo entender el teatro sin comprender de entrada que es un derecho de la sociedad, el teatro ha reunido a la sociedad para convertir en espectador de su propio acontecimiento y así construir la conciencia de lo que somos. Eso es lo que el teatro supone. 

¿Cómo impacta el teatro en la cultura, sobre todo en nuestro tiempo?

-El teatro erige la conciencia de lo que somos como tal vez ninguna otra instancia del arte y la cultura. La democracia no es sino un invento de la cultura, es una idea que surge y aparece en la tragedia de Esquilo, los seres humanos no hubieran aspirada la democracia si no hubieran contemplado el espectáculo de la tragedia en Epidauro. Pero es ante todo el arte que reúne y por lo tanto que teje comunidad en un momento social en donde nuestro país se encuentra rehén de una violencia que es producto de la desintegración de las comunidades, de la destrucción de las familias, de la irrrupción de la ambición por el dinero fácil, que ha convertido a los mexicanos en migrantes o en traficantes o practicantes del monocultivo. Es el momento de volver los ojos a una situación que está exigiendo la reconstrucción de la comunidad como también lo enseñan las comunidades originarias de los pueblos.

Ahora el teatro es distinto al del pasado, en función de que los públicos también son distintos, ¿debería el teatro adecuarse al espectador o viseversa?

-La comprensión del hecho teatral tanto como el de la cultura sólo se entiende en la relación entre el teatro y la sociedad, no podemos entender al teatro sino es en sociedad y yo diría que tampoco la sociedad sin el teatro. El teatro es el que crea la identidad de la comunidad, es el que proponen los personajes de la catarsis nacional. Lo que sucede es que lo que ha cambiado vertiginosamente es la sociedad, mucho más rápido que el teatro ya no podemos hablar de el público, el público es el todo social y el todo social está cautivo en la masa del mercado consumidor, no vamos a describir el discurso de la experiencia teatral en la sola producción de eventos aislados para el consumidor de eventos, esa no es la acción cultural.

¿Cuál sería la tarea del teatro frente a la oferta del mercado, la superproduccion, la industria de los medios que van en contra del quehacer artístico.

-La tarea del teatro y la prioridad del teatro en este caso es la formación de su espectador. En algún momento caemos en la cuenta de que era necesario formar a los hacedores del teatro, es decir profesionalizarlos; pero creo que es el momento en que nos dimos cuenta que lo más importante, la prioridad mayor es formar espectador de teatro porque el espectador de teatro no se puede suponer como tampoco (se puede suponer) el lector de la novela, el lector de la poesía, el lector de la literatura. El lector tiene que ser formado, el oyente de la música tiene que ser formado, el contemplador de la obra visual tiene que formarse, no es el consumidor que se suponga, no es ese anónimo que llamamos "el público". Entonces, las estrategias tendrían que ser dirigidas a la formación del espectador, como en el origen, el espectador del teatro era el iniciado al misterio. Esto es lo que tendría que orientar las políticas en favor del disfrute social del teatro.