Poniatowska, revisitada en Tomatlán
La visita más dolorosa que hizo la escritora a Tomatlán fue en septiembre de 2014, cuando murió su nana
ZACATLÁN - En la memoria conservada por la famosa escritora Elena Poniatowska y de los familiares de "Magdita", su nana desde que llegó a México, prevalece la influencia de la junta auxiliar zacateca de Tomatlán en la obra de la afamada escritora; localidad que no se imaginó que, 25 años después, escribiría una de las crónicas más importantes del periodismo moderno y de la historia de México, su segunda patria. Su nombre completo es Hélène Elizabeth Louise Amélie Paula Dolores Poniatowska, nacida en Francia el 19 de mayo de 1932. En 1943, obligada por la complejidad de la Segunda Guerra Mundial, llegó a México y de ahí su primer encuentro con "Magdita" Castillo, una oriunda de Zacatlán y que marcó la historia de la periodista. Tal fue la influencia de este personaje, originario de la junta auxiliar de Tomatlán, sobre la escritora de La noche de Tlatelolco, que en su libro Flor de lis narra: "Magdita no ha venido de Tomatlán y me hace falta. La casa ya no arde. Más bien, barremos las cenizas. Ahora sí, el matrimonio de Sofía es un hecho", pasaje en el que rememora su infancia. Periodo de su vida del que también escribió: En los años setenta, "conocí a un niño excepcional que venía de Tomatlán, Puebla, Gelasio Castillo. Lleno de curiosidad, de iniciativa, me deslumbró por su inteligencia. Era un cerebro que podía encauzarse con educación, un posible Benito Juárez, un posible Flores Magón, un posible López Velarde, pero su tía me dijo que lo necesitaba para cuidar las borregas. Unos años después, pregunté por él. Murió, fue la respuesta. Lo encontraron en una zanja de un campo de manzanas. Pensé en todos los Orozcos, Riveras, Rulfos, Revueltas, asesinados en México por la miseria y la falta de oportunidades. Gelasio, en otro contexto, sería ahora un referente de nuestra sociedad". Pocos saben que aún ostenta un título de nobleza, heredada por ser hija de un príncipe heredero. En más de una ocasión se le ha llamado "mexicana por herencia". Por otra parte, hoy se sabe que Magdita le enseñó hablar español, al igual que a su hermana Kitzya. La visita más dolorosa que hizo la escritora a Tomatlán fue en septiembre de 2014, cuando murió su nana. Lo hizo de una manera en la que no hubo reflectores, ni periodistas, mucho hermetismo; no hay fotos de esa visita en la que puso un pantalón y un suéter negro, visiblemente triste y acompañada de su hijo. |