Pone Lavín ojo crítico a su labor cuentística

El Auditorio “Elena Garro” fue el escenario para la presentación de la antología de cuentos de la autora de Tonada de un viejo amor; estuvo

Pone Lavín ojo crítico a su labor cuentística
Magdiel OLDANO | Presenta el libro A qué volver Pone Lavín ojo crítico a su labor cuentística

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"Cuando se piensa en cuentistas mexicanos generalmente vienen a la mente escritores masculinos; sin embargo, hay grandes y muy importantes cuentistas mexicanas: Elena Garro, Guadalupe Dueñas, Amparo Dávila, Inés Arredondo, Rosario Castellanos y en ese panorama de cuentistas mexicanas Mónica Lavín pone un pie, no sólo por los cuentos incluidos en esta antología, sino por su calidad y precisión en que están escritos, además de la agudeza quirúrgica de la contención", aseguró el escritor poblano Edson Lechuga, durante la presentación, que se llevó a cabo la tarde de este martes en el Auditorio "Elena Garro" de la Facultad de Filosofía y Letras BUAP, el escritor y periodista Edson Lechuga mencionó la importancia de la trayectoria de Lavín, pues se inserta dentro de un sector de escritoras de cuento en México.

Al escritor nacido en Pahuatlán, lo acompañó Diana Hernández Juárez, académica de la BUAP y, por supuesto, la autora del libro A qué volver, Mónica Lavín. Se trata de una antología de cuentos que la autora retoma desde sus inicios en las letras hasta la actualidad.

A qué volver, agregó Lechuga, es un libro que pretende ser un viaje, una trayectoria con tres directrices: el otro, lo otro, y nosotros -capítulos en que están divididos los 44 cuentos que incluye la antología-, y en ellos la autora propone un trabajo profundo con el lenguaje, es decir, algo evidente y algo que subyace.

"Hay un discurso en la trama, pero por debajo hay una serie de circunstancias, una serie de emociones y una serie de premisas que se van acortando(...), que no terminan en la explicación llana, sino propone, sugiere, tienta con determinas anomalías, sospechas o posibilidades".

Por su parte, Lavín mencionó que más que una antología personal de cuentos, es volcar la mirada a lo que ha hecho durante 30 años y jugar, porque no se trata ya de tal o cual título, sino "¿de qué diablos he estado escribiendo en 30 años?, ¿qué me interesa?", volviéndose así en un objeto de autoanálisis.

En ese sentido, dijo que la oportunidad que le dejó hacer la antología fue recuperar 40 años de escritura y releer qué textos podría salvar del naufragio para armar un rompecabezas:

"Es una oportunidad de que esta cartografía de cuentos encuentre a sus lectores, encuentre a unos que ya han estado y propone una nueva forma de lectura porque yo me quería leer a mí misma".