“Al escribir el otro es nuestro interés”

El más reciente libro de la autora, es una antología que se construye a partir de diez libros ya publicados y algunos cuentos extraídos

"A qué volver es presentarme, crear lazos para quien me ha leído o no me ha leído, con lo que yo creo que quizás son los cuentos que me cuentan o que dan cuenta de lo que yo he escrito", dice Mónica Lavín en entrevista a El Popular, diario imparcial de Puebla respecto de su más reciente publicación, una antología de 44 cuentos editada por Tusquets.

"No me interesan los cuentos donde alguien descuartiza a otro, sino donde existe un silencio como una forma de la indiferencia o de violencia. Eso me interesa, lo aparentemente pequeño". Agregó la autora de Tonada de un viejo amor.

Esta antología se construye a partir de diez libros ya publicados y algunos extraídos de revistas o suplementos y otros más inéditos.

El libro, que se divide en tres partes: El otro, Lo otro y Nosotros, recientemente fue presentado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, a propósito de ellos, la autora de Yo, la peor mencionó sentirse a gusto de volver a la Puebla de los Ángeles:

"Me da mucho gusto estar aquí, otra vez en el corazón de la ciudad y compartiendo algo que me importa mucho porque A qué volver reúne los cuentos que he escrito desde que empecé a escribir en 1986 hasta ahora, que son 32 años, aunque este libro reúne 30 años de cuentos cosechados con una particular mirada".

La narradora compartió algunas reflexiones en torno al género del cuento y, sobre el quehacer de su escritura, que ha realizado por más de tres décadas:

"Me gusta el género, porque a para mí el cuento es como nací a la escritura... Yo veo en el cuento este reto de la brevedad y lo conciso que es muy afín a mi manera de mirar, de entender y de querer crear complicidades con los lectores".

Son 30 años de escritura, ¿cuál ha sido la dificultad para seleccionar los textos que conforman A qué volver?

-La dificultad era yo misma, porque yo soy la autora. Entonces dices cuáles escojo y cómo los ordeno porque no quería hacer un libro cronológico, porque lo que fue interesante como trabajo creativo es darse cuenta qué temas he tocado, que se repiten ciertas obsesiones o preocupaciones como para armar un rompecabezas, entonces el reto era ver cuales era mis preocupaciones y ocupaciones de fondo y forma, y con eso ofrecer una posibilidad de viaje al lector o de acompañamiento a mi propio quehacer, así lo dividí en tres partes: El otro (la pareja, el desamor y el amor y el azahr del encuentro), Lo otro (lo extraño), Nosotros (relaciones de familia).

Con El otro, Lo otro y Nosotros se puede adivinar un acercamiento a la otredad, ¿cómo percibe este compartir, y estar con el otro y en el otro?

-Primero, creo que al escribir el otro es nuestro interés, un ansia vouyerista de ver qué hay detrás de los otros, de nosotros mismos, pero viéndonos como objeto de estudio y de el otro. Yo creo que uno escribe porque tiene preguntas, entonces preguntarse acerca de lo otro o el otro o nosotros, tiene que ver con una visión de sed de conocimiento pero de la condición humana, y a mí me interesa mucho lo menudo, aquello donde parece que no pasa nada, pero que pasa. No me interesan los cuentos donde alguien descuartiza a otro, sino donde existe un silencio como una forma de la indiferencia o de violencia. Eso me interesa, lo aparentemente pequeño.

Si el escribir responde a una pregunta, ¿qué pregunta respondería esta antología?, qué quizá podríamos adivinar por el título...

-Es cierto, el título es una pregunta. A qué volver, digamos, a mirar lo que uno ha escrito y proponerlo como una lectura novedosa... A qué volver yo misma a releerlos y ver cuáles salvo del naufragio que puede ser el olvido del lector, cuáles todavía me producen una emoción como si yo fuera otro (ahí de nuevo la otredad).

Después de tantos años de escritura, ¿desde dónde le ha gustado más contar historias, desde el cuento o la novela?

-Con el cuento me siento mucho más atrevida, más despeinada; con la novela ando queriendo resolver muchas cosas, tengo un manojo de preguntas y eso me lleva a querer armar un tapiz lógico dentro del caos. El cuento, en cambio, es súbito, incisivo... Creo que yo soy las dos partes.

Son dos modos de respirar, de estar en la vida, y ya me di cuenta que las dos las necesito. Antes decía yo soy cuentista porque me gusta esta precisión, y a mí en la vida eso me gusta de la relaciones, el rollo no me gusta; y la novela siempre tiene el peligro de las demasiadas palabras. Trato de que la novela respire del cuento.

La antología retoma textos que van desde 1986 hasta cuentos actuales, ¿qué ha cambiado en la forma de escribir, pensar y/o repensar los textos de Lavín?

-Mi sensación es que soy más libre frente a un género que es poco libre; el cuento para mí es un género muy contenido, muy canónico; pero ahora soy más libre, me tomo licencias, soy más consciente del acto de escritura, es más experimental el cuento y me permite ciertos atrevimientos.

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